Una investigación de la UNL busca conocer cómo se comporta el nitrato contenido en esos efluentes en el suelo, simular escenarios posibles de su transporte y saber si puede o no afectar aguas superficiales y subterráneas.
Donde hay mucho ganado, hay muchos desechos, por eso no es de extrañar el interés que representa para investigadores la dinámica que tienen en el suelo algunos de los residuos asociados a la producción ganadera intensiva. En particular, un trabajo de investigación de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que se lleva adelante en un feedlot de la provincia de Santa Fe, se ocupa de monitorear y simular el recorrido que hacen los nitratos y otros compuestos disueltos en el agua de lavado de los corrales en los que se cría el ganado vacuno en espacios reducidos. El objetivo es conocer cómo pueden afectar a largo plazo a cuerpos de agua cercanos, tanto subterráneos como superficiales.
Gracias a la recolección de muestras, más la información meteorológica y la determinación de las características físicas del suelo, es posible modelar lo que ocurre con varios compuestos disueltos en el agua del suelo.
“Así podemos responder si el agua subterránea va a ser afectada por la concentración de sales que tiene el agua de lavado en superficie, cuál sería el alcance del impacto en superficie y si las concentraciones alcanzadas perjudicarían o no cuerpos de agua superficiales”, explicó Emiliano Veizaga, tesista doctoral de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH).
Hacer hablar al suelo
Para modelar lo que ocurre en el suelo es necesario reunir una diversidad de datos que incluyen variables meteorológicas tales como precipitación, radiación solar y temperatura. “Todo eso afecta la evapotranspiración y son valores necesarios para calcularla”, detalló Veizaga.
El trabajo de campo se realiza desde diciembre de 2010 en la zona de influencia de un establecimiento ganadero de unos 9.000 bovinos que se administra bajo la modalidad feedlot. Se dispuso en la zona de interés una serie de instrumentos que permiten monitorear lo que ocurre con el agua bajo la superficie del suelo. Se instalaron cápsulas de succión a diferentes profundidades que son capaces de captar el agua que se moviliza luego de una precipitación. “Después de cada lluvia, a medida que el agua de lavado infiltra y fluye hacia abajo en el perfil de suelo, ingresa en las cápsulas y se almacena en ellas. Luego, la extraigo, preservo convenientemente y traslado a Santa Fe para analizarla en el laboratorio”, narró.
El trabajo de Veizaga está dirigido por Leticia Rodríguez (FICH) y Carlos Ocampo (University of Western Australia).
Por qué seguir al nitrato
Existen distintos escenarios que pueden ocasionar la contaminación del agua con nitratos y uno está vinculado con el estiércol y la orina de los animales. “La orina contiene gran porcentaje de urea, que es un compuesto de nitrógeno orgánico. Cuando la urea se deposita en el suelo suceden reacciones biológicas que convierten el nitrógeno orgánico en un compuesto inorgánico, cuyo nitrato es el último eslabón de la cadena de reacción”, explicó Veizaga.
Finalmente, cuando el nitrato se encuentra en el suelo no tiende a quedar allí sino que por el contrario se transporta por el agua que lo “arrastra”. “Esto puede, eventualmente, comprometer los recursos subterráneos que pudieran utilizarse para provisión de agua”, destacó.
Beber agua con una concentración de nitratos superior a lo establecido por la normativa puede representar un riesgo para la salud, en particular para bebés y niños. Es capaz de afectar la hemoglobina de la sangre, impidiendo el normal transporte de oxígeno en el organismo.
Sin embargo, es posible evitar o disminuir el riesgo de contaminación con nitratos haciendo un buen manejo de los efluentes del establecimiento y aplicándoles tratamientos.