"Con las nuevas tecnologías, logramos unos 10.000 kilogramos de materia seca por hectárea al año cuando históricamente promediábamos las 3000. Así, obtenemos 300 kilos de carne por hectárea ganadera, exclusivamente a pasto, sin grano ni nada. Pero considerando sólo las pasturas de alta productividad, estamos en 500 kilos cómodos. No es poco en estos suelos, que tienen cero aptitud agrícola. Con los técnicos de Gentos, aprendimos cómo hacerlo", dijo Francisco García Mansilla, administrador del campo San Miguel, en General Guido, en la provincia de Buenos Aires.
El establecimiento cuenta con 1200 hectáreas ganaderas y hasta hace pocos años hacía un típico planteo de cría de la cuenca del Salado, con producciones de 80
120 kilogramos de carne por hectárea, lo que les permitía sobrellevar la histórica problemática regional: suelos pobres, alcalinos; campos naturales de bajo valor nutritivo, ciento por ciento primavera-estivales, y recurrencia de inundaciones y sequías.
El cambio comenzó en 2003, a raíz de la inquietud de García Mansilla que vislumbraba que en su campo había un potencial que no estaba explorado. "Soy amigo de Juan José Amadeo, uno de los directores de la compañía, jugábamos al rugby juntos, y siempre me hablaba de las pasturas que hacían en Pergamino. Entonces, lo desafié a que sembrara en General Guido para ver qué se podía cambiar. Él tomó el guante, y nos propusimos hacer un plan conjunto, sumar habilidades. El semillero puso el know how, y nosotros el capital y muchas ganas de trabajar", recordó. Diez años después, la mitad del campo ?sin aptitud agrícola? está sembrado con pasturas de alta productividad.
El cambio tecnológico
"En zonas problemáticas, la ganadería se puede transformar en un negocio competitivo y sustentable. Es posible cambiar: éste es el mensaje que queríamos transmitir a los productores con la experiencia. No todo está puesto en los precios, el conocimiento es clave", aseguró Joaquín González Bonorino, director de Gentos, una empresa líder en semillas forrajeras de clima templado, desarrolladas en el país.
Por su parte, Amadeo indicó: "Para que la adopción de cultivares de alta productividad resulte exitosa se requiere trabajar en extensión transmitiendo el paquete tecnológico adecuado. Éste fue nuestro objetivo en San Miguel".
Para diseñar un modelo de trabajo, se buscó integrar los conocimientos de todos los actores de la zona vinculados con la temática. Con ese fin invitaron al CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) Maipú ?al que pertenece García Mansilla?, a técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de empresas de fertilizantes y agroquímicos, y hasta productores de los campos vecinos, para que cada uno hiciera su aporte.
De entrada se hizo un mapeo de los ambientes del campo para conocer su aptitud, evaluar el riesgo hídrico y ver si había potencial para hacer pasturas de mayor productividad. Luego se hicieron ensayos, durante 3 o 4 años para seleccionar las especies forrajeras óptimas para cada situación y ajustar la tecnología de implantación: fechas de siembra, antecesores, manejo de cobertura, control de malezas y fertilización. Fue un largo proceso que les permitió definir protocolos de trabajo antes de empezar a aplicarlos en forma extensiva.
Las primeras siembras con las nuevas tecnologías comenzaron hace cinco años con 50 hectáreas y, poco a poco, se fueron extendiendo hasta llegar a 650 en 2012. En ambientes con pelo de chancho, que producían 2000 kilos de materia seca por hectárea/año, se obtuvieron 8000 kilos, mejor distribuidos a lo largo del año.
"Probamos un blend de agropiro con festuca mediterránea, descubrimos el potencial y nos dimos cuenta de que anda muy bien en la zona", dijo Amadeo. A su vez, en los potreros donde se obtenían 4000 kilos de materia seca
año se hicieron pasturas base festuca y se llegó a 13.000 kilogramos.
Para Amadeo, "el agropiro es el recurso que más debería avanzar en la cuenca del Salado, pero utilizando este tipo de protocolos. Uno no llega con la semilla y reemplaza así nomás el campo natural: hay toda una serie de pasos que si no se hacen, el cultivo puede fracasar".
La visión de la compañía es introducir nuevas tecnologías en zonas marginales mostrando la forma en que deben ser utilizadas. "Tenemos otros campos experimentales en la región ganadera del oeste ?este de La Pampa y sur de San Luis?, en la cuenca de Laprida ?al sudoeste de Buenos Aires? y en el norte de Entre Ríos y sur de Corrientes porque estamos convencidos de que los ambientes problemáticos tienen un potencial que todavía no se exploró", explicó González Bonorino.
La magnitud del cambio
Históricamente, San Miguel trabajaba con 0,6 EV/año (equivalente vaca) y haciendo pasturas de alta productividad cuadruplicaron la carga llegando a 2,4 EV/año. El negocio evolucionó de la venta de terneros al destete al ciclo completo: las vaquillonas salen gordas con dos años y 400 kilos, y los machos, cuando llegan a los 300/330 kilos, se terminan en corrales de terceros o se comercializan como invernada según la situación del mercado.
"Para desarrollar un modelo de alta producción, hubo que invertir en agua para bebida animal, pasturas y fertilizantes, y ponerle 1000 kilos de carga arriba. Pienso que el factor limitante es la falta de políticas de Estado que alienten con créditos de largo plazo este tipo de emprendimientos que permitirían triplicar la producción de carne a nivel regional", planteó García Mansilla.
El establecimiento ya sobrepasó los niveles de productividad del CREA Maipú, que promedia los 230 kilos de carne hectárea ganadera.
"Creo que se podría llegar a 330 kilogramos, no más, es muchísimo para una zona como ésta. Ahora, estamos afinando la técnica de fertilización y el engorde diario, donde tenemos buen margen de progreso", concluyó García Mansilla.
Testigos de una transformación
Una experiencia que integró conocimientos
F. García Mansilla // Administrador de campos
"Con las nuevas tecnologías logramos unos 10.000 kg/ha/año de materia seca"
cuando históricamente promediábamos 3000"
J. González Bonorino // Director de Gentos
"En zonas problemáticas, la ganadería se puede transformar en un negocio
competitivo y sustentable. Es posible cambiar"
Juan Jose Amadeo // Director de Gentos
"Se requiere trabajar en extensión transmitiendo el paquete tecnológico adecuado. Este fue nuestro objetivo en San Miguel"