Otra vez por motivos estacionales, este producto rico en vitamina A,C y E, se cotiza casi a los precios del mejor corte de carne.

Ayer, en la mayoría de las verdulerías porteñas su valor oscilaba en los $ 30 por kilo, pero el pronóstico es que continúe por la senda creciente debido a que en el Mercado Central se comercializaba a $ 40 como valor mayorista. Es decir, antes de ser puesto en góndola.

Como en ocasiones anteriores, las razones tienen que ver con temas estacionales en las zonas de producción de los tomates. Y, también como en las anteriores ocasiones, evidencian el fracaso del Gobierno en su intento por evitar que el precio del tomate se dispare.

De hecho, en julio pasado, cuando se produjo una fuerte escasez que llevó su valor a los $ 25 por kilo, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, propuso evitar el producto.

En ese momento, el funcionario pidió que se reduzca al mínimo el consumo de tomate.

Por motivos estacionales, que implican una rotación de las zonas de cultivo, se informa a la población sobre una posible escasez de tomate. Por un lapso aproximado de 70 días, se sugiere el consumo de productos alternativos, fue el comunicado emitido por Comercio Interior y también por la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires.

Sin embargo, dos meses después de esa recomendación, la situación vuelve a complicarse. Ayer, puesteros del Mercado Central reconocieron a El Cronista la disparada del precio del tomate y aseguraron que Moreno los amenazó con clausurar sus puestos si no bajaban los valores. El funcionario argumentaría razones de higiene para cerrar los puestos que no le hagan caso.

Moreno quiere que bajemos los precios pero el problema es que hay cada vez menos debido a que se está terminando la cosecha en las zonas del interior, y la de la provincia de Buenos Aires viene retrasada, explicaron los puesteros del Mercado Central. También admitieron que el cajón de 20 kilos se estaba vendiendo en casi $ 600.

Los problemas con el precio del tomate no son nuevos. Ya el año pasado, también por causas estacionales, llegó a pagarse 25 pesos el kilo.

En cada oportunidad, el Gobierno responsabiliza al clima. Pese a todo, hacia el final del invierno y el comienzo de la primavera siempre hay falta de producto, que en ocasiones se importa de Brasil, Uruguay, Paraguay o Chile.