Un grupo de familias de trabajadores de la empresa harinera Molinos Lagomarsino entró ayer al mediodía por la fuerza en la planta baja del edificio de la Secretaría de Comercio Interior, que conduce Guillermo Moreno, para protestar por despidos y atrasos en el pago de salarios en esa compañía.

Los manifestantes, en su mayoría mujeres de empleados afectados, permanecieron un rato y cantaron consignas contra Moreno. Pretendían ser recibidas por el propio secretario, a quien responsabilizan de la situación de la industria molinera en general.

Semanas atrás, trabajadores de Lagomarsino ya habían encabezado una protesta similar en el mismo lugar. Sin embargo, entonces, el personal policial de la dependencia se anticipó y trabó las puertas giratorias, lo que obligó al grupo a permanecer en la calle. "No somos patoteros, vinimos a apoyar a nuestros esposos, que hace cuatro meses que no cobran sus sueldos", dijo ayer Nadia, vocera de las manifestantes.

La industria molinera perdió este año el negocio de la exportación. Por la mala campaña de trigo, consecuencia de la intervención de Moreno en el mercado, sólo fue autorizada a exportar 300.000 toneladas, contra 1,2 millones de toneladas que se habían vendido el año pasado.

Además del reducido volumen, la cosecha tuvo un problema de calidad por exceso de humedad. Así, el trigo alcanzó un precio récord de más de US$ 500 por tonelada, superior a la cotización de la soja, lo que llevó el precio del kilo de pan a trepar de 12 a 20 pesos.

A diferencia de lo que había ocurrido en la protesta anterior, las mujeres aprovecharon ayer un descuido y entraron en el recinto. Después de algunos momentos de tensión y roces con los agentes de seguridad, se retiraron con la promesa de que serían contactadas en breve por esa cartera.

"Vinimos a hablar con Moreno. Hoy las mujeres de los trabajadores de Lagomarsino de Isidro Casanova piden una solución al Gobierno, ya que la empresa dice que es el gobierno nacional el que no le deja exportar harina y por eso paralizó la planta hace cuatro meses", explicó a la agencia DyN el delegado de los trabajadores harineros, Ricardo Juárez.

Las mujeres tomaron por la fuerza el hall luego de ser notificadas de que no serían recibidas por Moreno ni por ninguno de sus colaboradores. Con los minutos se sumaron dos delegados de la planta que también tramitaban el contacto con los funcionarios nacionales. "Hoy no nos quisieron atender, supuestamente porque no hay nadie que lo pueda hacer, y nos aseguran que mañana nos llaman para darnos una cita", dijo Natalia Velasco, una de las manifestantes, y agregó que, en el caso de que no se concrete la reunión, se van a instalar allí "con carpas, bombos y platillos".

Los trabajadores afectados pertenecen a las plantas que la empresa tiene en San Justo, Navarro y Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Los atrasos en los pagos llegan a cuatro meses.

Según indicó Gustavo Aravena, otro de los delegados de la planta de Isidro Casanova, de los 80 trabajadores afectados, la mitad está en un régimen de suspensión por el cual cobran un 70% del sueldo, y la compañía despidió "con causa" a 26 empleados.