Parece indudable: la tendencia del precio de la soja ha dejado de ser negativa. En los úlitmos días, los valores han tomado una senda alcista, obviamente con acotadas interrupciones a la baja.
El cambio positivo es resultado de las nuevas expectativas de producción respecto a EE.UU. El clima allí ha jugado una mala pasada. Especialmente a la soja.
El clima extremadamente caluroso tuvo consecuencias menos negativas en el cultivo de maíz que sobre la soja; y el USDA así lo hizo saber, ante la sorpresa de operadores e inversores, en su reciente estimación.
A partir de allí, los valores de la soja se afianzan en su recorrido ascendente en tanto que los del cereal caminan con rumbo incierto.
La escasez de lluvias adecuadas más las elevadas temperaturas en EE.UU, prácticamente, aseguran un rendimiento unitario inferior a 28 QQ.
Así que, según el propio USDA, los niveles estimadas hace poco más de un mes no se van a cumplir. Por ejemplo, este organismo ha estimado hace pocos días que los stocks finales para la campaña 2013/14 serán de tan sólo 4,1 millones de toneladas, en tanto que el mercado había descontado una cifra próxima a 4,5 millones de toneladas.
Este cuadro asegura, en principo, un renovado piso de precios ciertamente más elevado que lo esperado.
Ahora bien... ¿hasta cuándo podemos esperar que se mantenga este nuevo escenario?
La pregunta no es fortuita. ¿Por qué?
Vamos a ver: una visión global revela que la reducción de la cosecha norteamericana podría facilmente ser compensada con el gran aporte de Brasil. De hecho el USDA prevé un volumen récord para este país, más ahora que los precios internacionales han mejorado, justo en el momento de la siembra y cuando el tipo de cambio se está haciendo más ventajoso. El real está perdiendo,día a día, valor en términos de dólar.
Algunos analistas privados, en vista del nuevo escenario de precios, estiman una producción más allá de 90 millones de toneladas. Algo extraordinario.
A ello, debe agregarse el volumen que entregará la Argentina, en un año donde la soja gana en rentabilidad a cualquier alternativa agrícola. No olvidemos que, pese a la evidencia de los resultados, la política económica continúa castigando doblemente al maíz y al trigo.
Y no sólo es un problema de política económica. También el clima viene a incentivar la sustitución de cultivos por soja dada la pobreza de precipitaciones que sufre hasta ahora la mayor parte del área agrícola.
Según GEA, por ejemplo, habría un aumento en la siembra de oleaginosa entre un 12% y un 22% en la zona núcleo.
La presión que está ejerciendo la futura oferta de América del Sur se nota en los mercados donde los valores presentes superan a los futuros. Algo práctimente inédito.
En suma: por un tiempo, los valores deberían mantenerse firmes. Pero a medida que nos adentremos en la campaña sojera de América del Sur, los interrogantes sobre precios irán creciendo. Sobre todo si Brasil es beneficiado por el clima.