Tal es la opinión del filósofo colombiano Bernardo Toro, expresada hoy durante la jornada de cierre del XX Congreso Nacional CREA, que desde el miércoles pasado se viene desarrollando en la ciudad de Córdoba con más de 5000 participantes.
Bernardo Toro habló con convicción: “Durante varios siglos el paradigma del éxito, del poder, del ganar, del acumular, de ser importante, ha sido el paradigma que ha orientado gran parte de nuestras decisiones personales, familiares, sociales y de los países y de las regiones. Un padre quiere que su hijo sea muy inteligente, con excelente nivel educativo, y que tenga altos ingresos: el paradigma del éxito”.
Ese paradigma, dijo Toro, nos ha traído a la siguiente situación paradojal: “Por un lado, tenemos el riesgo de desaparecer como especie por la contaminación; y por el otro, hemos sido capaces de alcanzar el grado máximo con las comunicaciones de cuarta generación, que nos facilita encontrarnos con nuestro congéneres en el lugar más alejado del planeta. Y poder, así, reconocernos como especie”.
Es importante señalar, resaltó Toro, que el ser humano no tiene raza, desde el punto de vista biológico. La raza humana es una sola, con diferentes colores.
“La raza fue un invento del siglo XIV para justificar la esclavitud. Hoy, muchos niños del mundo tienen amigos en Vietnam, Nueva Zelanda o Argentina. Por primera vez en la historia, ser amigo de un habitante de otra nación es una cosa normal. Eso va a acabar con conceptos como el de la patria, tan perjudicial para la vida humana”.
“La paradoja es que, a punto de desaparecer como especie, llegamos a un grado máximo de humanización. La pregunta que cabe es ¿cómo resolvemos esta paradoja? Seguramente no lo haremos con el mismo paradigma que nos trajo hasta acá, el del éxito. Tenemos que buscar un paradigma superior y el paradigma superior es el paradigma del cuidado. El cuidado supone una nueva ética”.
“¿Qué debemos entender por ética? Es un criterio que me facilita tomar decisiones frente a un dilema y seleccionar aquello que me lleve a vivir dignamente. Por eso proponemos, como una nueva ética, al cuidado”, dijo Toro.
“¿Y qué significa cuidar? Lo que la palabra indica: cuidar de sí mismo, cuidar de los otros, cuidar el planeta”.
Para el educador colombiano, “el cuidado asume una doble función: previene daños futuros y repara los daños pasados”. Y enfatizó: “El cuidado hoy no es una opción. O aprendemos a cuidar o vamos a perecer. La nueva ética del cuidado nos permite mirar el mundo de una forma positiva”.
El cuidado, señaló Toro, tiene tres aprendizajes importantes: saber cuidar, saber hacer transacciones ganar-ganar y saber conversar.
El cuidado, dijo, implica además cuidar del cuerpo, cuidar los vínculos afectivos, el autoconocimiento, el autocontrol y aprender a manejar los sentimientos conflictivos: “Ira, celos, envidias, que son las fuentes del dolor. Nosotros hemos sido formados en la inteligencia guerrera. Tenemos que superarla, para pasar a la inteligencia altruista, de la colaboración”. En definitiva, estos pilares “son los que nos llevarán a la autosuperación”.
El futuro de los jóvenes es una de las áreas de preocupación del paradigma del cuidado. En Colombia, país que en los últimos 25 años tuvo más de 200.000 muertes violentas como consecuencia de la guerrilla y el narcotráfico, hubo una ola de suicidios muy importante, sobre todo en las grandes ciudades con más de dos millones de habitantes. Se investigó el tema y se llegó a la conclusión de que la existencia de vínculos emocionales estables fue lo que permitió que muchos jóvenes que intentaron suicidarse hayan sobrevivido”.
La única manera de evitar las adicciones, que llevan a la depresión, la violencia y la muerte, es generar vínculos emocionales sanos dentro de las familias. “Muchos venimos de generaciones en las que la prioridad era dar cosas materiales, proveer bienes a los hijos. Y lentamente se fue dejando de lado el resto”, concluyó.