En unos pocos meses, la Argentina tendrá trigo suficiente como para no continuar sufriendo la escasez actual, que provocó una fuerte suba de los precios de muchos alimentos. De todos modos, en la campaña 2013/14 muy lejos quedará todavía el país de normalizar su oferta del cereal, ya que la superficie sembrada será 30% menor al promedio de la última década. Y 45% inferior a la de 2006.
En los próximos días concluirá la siembra de ese cereal “de invierno”, que se cosechará en verano. El Ministerio de Agricultura afirma que la superficie triguera llegará a 4 millones de hectáreas, pero los técnicos de la Bolsa de Cereales son más cautos y hablan de 3,9 millones.
Como sea, atrás quedará la peor fotografía: el área sembrada en 2012/13 fue la más baja de toda la historia, de solo 3,20 millones de hectáreas según el Gobierno. Por eso la producción cayó también a mínimos históricos de 8,5 millones de toneladas. La recuperación de la siembra será ahora de casi 20%, según el dato oficial, pero de solo 8% para la Bolsa. Así, el trigo quedará lejos de cubrir las 5,25 millones de hectáreas que ocupó las diez campañas previas. “En realidad no habrá un aumento de los cereales de invierno sino que se achicará la superficie que se había destinado a cebada y se recuperará la de trigo”, explicó Maximiliano Zavala, de la Bolsa. Espantados por la irrupción de Guillermo Moreno en el mercado agrícola, muchos productores abandonaron la materia prima para hacer pan y se pasaron a la de la cerveza. Pero como también allí todo resultó un fiasco, ahora vuelven a su primer amor.
No será mérito del gobierno, como sí lo fue la crisis estructural de este cultivo. Durante la era kirchnerista el trigo mostró su mejor y su peor cara: una cosecha récord de 16 millones de toneladas en 2005, que luego se redujo a la mitad. En el medio sucedió que el secretario de Comercio comenzó a manosear todo el negocio.
En mayo pasado, tratando de poner remedio a esa enfermedad, Cristina Kirchner lanzó un fideicomiso para devolver a los productores parte de las retenciones de 23% que tributa el cereal. Pero nadie le creyó. Más bien, la recuperación del área responde a un estímulo estrictamente “agronómico”: la responsabilidad de rotar los cultivos para no degradar los suelos.
Los precios del trigo “disponible”, de más de 400 dólares, son considerados “irreales”, ya que reflejan el grano que hoy falta y no corren para la nueva cosecha, que valdría menos de la mitad, unos US$ 192. Ahora los productores -y los funcionarios que entienden del negocio- cruzan los dedos para que el clima acompañe la nueva campaña triguera. Se necesitan muy buenos rindes para una recuperación vigorosa y para que los chacareros no atraviesen una nueva frustración.