Los Borgatello, una familia de amplia tradición ganadera, tuvieron esta semana su alegría mayor en Palermo, al consagrarse por primera vez con el Gran Campeón Macho de la raza Brangus. Se trata de un toro cordobés de dos años, propiedad de la sociedad Quilpo Norte, conformada por Pedro Borgatello (padre) y Vicente Manzi.

Pedro Borgatello hijo es veterinario, tiene 33 años y es cabañero desde que nació. Con una alegría incontenible, recibiendo las felicitaciones de todo el ambiente, parece reflejar la renovación generacional de la ganadería.

“Además de tener muy buena conformación carnicera, este es un toro de mucha corrección estructural. Se le llama un toro con mucha clase: con buen frente, muy masculino y con buen grado de “acebusamiento”, que es lo que la raza está buscando. Eso le aporta la rusticidad y la aclimatación a los climas adversos”, explica.

El toro ganador es hijo de Mister Classic, un toro de Estados Unidos, y de una vaca de Quilpo Norte, hija de Yupanqui. Tiene una genética de primera línea. Sin embargo, jamás había participado de ninguna exposición porque la cabaña tuvo que afrontar en los últimos años algunos contratiempos climáticos.

La base productiva de la empresa está en Cruz del Eje, en el noroeste de Córdoba, donde hace ya más de cinco años que sufren una sequía muy complicada. “Por eso no llegamos a presentar terneros a exposiciones: no tienen la preparación necesaria. Esta es la primera vez que este toro va a una muestra”, dice Borgatello hijo.

A su lado está su padre, un referente del sector que inició la cabaña en 1976. El agrega: “A causa de la sequía tuvimos que arrendar campos y desparramar los animales entre el norte de Córdoba, Santiago del Estero y Formosa”.

Borgatello hijo explica que todos los toros de la cabaña están a campo, pero tienen una suplementación a base de maíz y proteína vía soja o girasol. “En la alimentación se busca lograr la máxima expresión del toro, sin sobrecargarlo. Es decir, darle un buen aporte proteico para que se desarrolle pero que no se engrase”, dice.

La sociedad Quilpo Norte se está dividiendo, y por eso rematará gran parte de sus animales, incluso las hembras. Muchos de ellos podrán ser vistos próximamente en remates especiales de la cabaña, pero los que viajaron hasta Palermo ya fueron vendidos al día siguiente de la competencia de la raza, en el famoso Brangus Show. Por el Gran Campeón macho se pagaron 355.000 pesos, un valor que demuestra el interés que sigue generando la raza.

“En lo que respecta a Brangus estamos muy bien. Nosotros a veces nos proveemos un poco de sangre de Estados Unidos, pero el mejor Brangus pastoril está en Argentina. Lo de ellos es otro manejo, con más feedlot”, dice Borgatello padre. Y añade: “Nuestra cabaña vende mucho en Paraguay. Exportamos mucha genética, muchos embriones a ese país, Brasil y Venezuela”.

Como muestra de este interés sirve también la Reservada Gran Campeona Brangus de Palermo, una vaquillona criada en la cabaña de los Borgatello que ya es propiedad de unos criadores de paraguayos.

No hay dudas: las razas sintéticas de la Argentina pisan cada vez más fuerte.