Hasta el momento y desde que esta muestra abrió sus puertas por la avenida Sarmiento, la caja resuena en un tono menor al de los últimos años y las imágenes del espejo perdieron algo de su nitidez.
El enfrentamiento con el Gobierno continúa, de hecho, a fin del año pasado esta exposición estuvo suspendida en el limbo y a punto de no realizarse por el decreto de expropiación que impulsó el oficialismo. Fue cuando el recién elegido presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, prometió hacerla a toda costa, hasta "arriba de un cajón de manzanas". Pero a diferencia de los estruendos que provocó la 125, la confrontación con el kirchnerismo tiene ahora puesta una sordina y transcurre de forma solapada. Por lo que la caja palermitana no podía resonar igual. Y se nota. Hasta la oposición le bajó un cambio en la contundencia de sus propuestas para solucionar los problemas del campo.
Recitaron prolijamente la lista de penurias autoinfligidas por el Gobierno, como las distorsiones por el comercio administrado y las restricciones a las exportaciones. Pero para el paladar de más de un productor que asistió a Palermo faltó un mayor compromiso con la producción. Por ejemplo, los planes y propuestas para desarmar gradualmente el actual esquema de retenciones, el factor que más afecta la rentabilidad del negocio agropecuario, brillaron por su ausencia. De hecho, no hubo conferencias de prensa, aunque los medios de comunicación estuvieron casi todos presentes. Al coincidir con el tiempo de la campaña electoral se esperaba que la tropa de políticos de la oposición fuera más abundante. De los más notorios, dijeron presente Mauricio Macri, Alberto Rodríguez Saá, Ernesto Sanz, Elisa Carrió, Francisco De Narváez, Horacio Rodríguez Larreta, Alfredo de Angeli, Federico Pinedo, Miguel del Sel, Patricia Bullrich, Eduardo P. Amadeo, Esteban J. Bullrich y Atilio Benedetti.
Por su parte, la Mesa de Enlace se limitó a demostrar la diferencia de precios existente en los alimentos de la canasta familiar entre lo que paga el consumidor y recibe el productor. También aquí estuvo puesta la sordina.
El espejo de Palermo ayudó también a reflejar el especial momento que vive la producción. Más allá de la pasión expuesta por los cabañeros por alcanzar la excelencia de cada raza de animales reflejada en la pista de jura y de los expositores de maquinaria agrícola o de insumos que siguen animando a los productores a mantener el esfuerzo por incrementar las productividades, lo cierto es que la calculadora y la planilla de Excel se terminaron imponiendo. Con la caída de los precios de la soja y del maíz y los precios congelados desde hace dos años de la ganadería, los márgenes de renta son escandalosamente pobres. Bastaba con recorrer los stands y los pasillos del Pabellón Azul para observar la preocupación y el desánimo existente.
Por todo esto, la presentación de Fernando Sampaio, director ejecutivo de la Asociación Brasilera de Industrias Exportadoras de Carnes, sobre la decisión de Brasil de convertirse en una potencia agroalimentaria y aprovechar la gran oportunidad que brinda la demanda asiática de alimentos, fue uno de los pocos reflejos que recordaron que todavía hay luz al final del túnel.