Primero lo iban a llamar “Agrópolis”, pero finalmente lo bautizaron “Madre Tierra”, más a tono con la épica que el kirchnerismo busca insuflar entre sus militantes. Se trata de un generoso territorio de Tecnópolis dedicado a la actividad agropecuaria. Quienes se preocuparon por una posible competencia con la tradicional Rural de Palermo pueden dormir sin frazada. La muestra oficial expone un relato que se cachetea con la realidad productiva del país, a punto tal que casi no hace mención de tres productos clave: soja, trigo y carne.
No se puede hablar de fiasco porque el espacio asoma en extremo prolijo y resulta muy atractivo, sobre todo para chicos que sólo buscan divertirse y quizás aprender algo. Quienes ni idea tienen de aquel conflicto que en 2008 trazó una división irremontable entre el gobierno y los productores, en “Madre Tierra” pueden encandilarse viendo a un pollito romper el cascarón. O jugar a reconocer diferentes semillas. Todo cumple un fin entre didáctico y decorativo.
Lo entendieron bien los fabricantes nacionales de maquinaria agrícola (están las firmas líderes) y alguno extranjero como New Holland, que respondieron al pedido de la Secretaría de Industria. Mandaron un equipo, pero no personal para venderlo. Es que por allí pasarán curiosos y militantes.
Pero seguramente no sus clientes.
Aunque haya costado mucho (se habla de más de 20 millones de pesos), la Rural oficial no pretendía ser mucho más que eso, didáctica. Se presenta como “un paseo para aprender cómo se agrega valor a los frutos de nuestra tierra”. Es aquí que hacen mucho ruido las ausencias. Del complejo oleaginoso que muele 50 millones de toneladas anuales de soja (la mitad de la cosecha total) casi no se habla, a pesar de que sea responsable de 30% de las exportaciones del país. Con la carne, estrella de estas pampas, sucede lo mismo: las únicas pocas vacas que se exhiben son lecheras.
Las trajo el dirigente ultrakirchnerista Ider Peretti, el brazo derecho del secretario Guillermo Moreno.
Del trigo mejor no decir nada. El cereal que ubicó a la Argentina como “granero del mundo” está en el centro de la escena por los altos precios luego de la peor siembra en 100 años. Es la expresión viva del fracaso de muchas de las políticas del kirchnerismo. Que se callan.
En “Madre Tierra”se destaca un cine 360° que pasa la misma película cada 6 minutos. Ahí aparece la única agresión indirecta a quienes varios kilómetros más allá realizan, desde hace 127 años, la Exposición de Palermo. Afirma el relato que el “modelo agroexportador” no garantizó un desarrollo equilibrado del país, y que por lo tanto la nueva gestión lo cambió por otro basado en “el agregado de valor”. Es el discurso preferido de Cristina, y ojalá fuese cierto. Ninguna estadística, oficial o privada, permite por ahora observar ese proceso virtuoso del que se habla. “Madre Tierra”, así, resume todo a una simple expresión de deseo.