La Argentina y Venezuela se alejan cada vez más del resto de la región en materia de inflación. La mayoría de los países sudamericanos se pueden jactar de haber logrado desacelerar el ritmo de aumentos en el costo de vida, con una inflación acumulada en el primer semestre que no supera el 3 por ciento, a contramano de lo que sucede en la Argentina, que en la primera mitad del año ya llegó a los dos dígitos, y en Venezuela, que corre peligro de caer en una hiperinflación con un incremento entre enero y junio del 25 por ciento.
Para las estadísticas oficiales, la Argentina completó la primera mitad del año con una inflación del 4,7%, no muy lejos de los índices de los vecinos. Sin embargo, las diferencias pasan a ser enormes cuando se toman como parámetro las mediciones privadas. De acuerdo con el índice del Congreso, la inflación en junio alcanzó a 1,9%, lo que implica más del doble que el 0,8% que informó el Indec. Con ese dato, la suba real acumulada entre enero y junio llegó a 10,8%, lo que consolida a la Argentina en el segundo lugar en el ranking de inflación de la región.
Los analistas privados además alertan que, lejos de mostrar signos de contención, la inflación podría acelerarse en la segunda mitad del año. "Hay una tendencia a la aceleración, y para julio esperamos una suba superior al 2%, impulsada por los aumentos en alimentos, combustibles y por factores estacionales como las vacaciones de invierno", advirtió Fausto Spotorno, economista del estudio Orlando J. Ferreres.
Por su parte, en la consultora Elypsis, que releva los precios de más de 98.000 artículos de primera necesidad (alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza), también dan cuenta de una aceleración de los aumentos. "Nuestro relevamiento de precios online indica que la inflación de las últimas cuatro semanas en los rubros cubiertos hasta la semana del 8 al 12 de julio fue de 2,4% y en términos anualizados se ubica en 36,9 por ciento", advirtió la consultora liderada por Eduardo Levy Yeyati y Luciano Cohan.
El consuelo para los argentinos es que el panorama local dista mucho de ser el de Venezuela. En junio el costo de vida que mide el Banco Central de ese país sufrió un incremento de 4,7 por ciento, contra el 1,4% que se había registrado en el mismo mes de 2012. La suba generalizada en los precios además es acompañada por un proceso de desabastecimiento cada vez más profundo: el índice de escasez oficial se ubicó en 19,3%, lo que indica que uno de cada cinco productos que demandan los consumidores venezolanos no lo encuentran en las góndolas de los supermercados.
La situación de la Argentina y Venezuela contrasta con la de sus vecinos. En la actualidad, media docena de países de la región tienen una inflación por debajo de 2,5% semestral. El caso emblemático es el de Paraguay, que en el primer semestre registró un alza de 0,6% en el costo de vida, y a contramano del discurso oficial argentino, que intenta establecer una relación directa entre control de la inflación y ajuste de la economía, exhibe un crecimiento del PBI en el primer trimestre del 14,9 por ciento.
El panorama no es muy diferente en Perú y Colombia, que cerraron la primera mitad de 2013 con una inflación acumulada de 1,6 y 2,1%, respectivamente, mientras que Chile registró entre enero y junio una suba de 0,8 por ciento. Pero los precios bajo control no son una condición excluyente de los países que integran el eje del Pacífico. La Bolivia de Evo Morales acumuló en la primera mitad del año una envidiable tasa de inflación de 2,2%, y mejor le fue al Ecuador de Rafael Correa, con una suba semestral de 0,9 por ciento.
En Brasil la inflación de junio se ubicó en 0,2% y con este resultado acumuló un alza de 3,15%, aunque el gobierno de Dilma Rousseff decidió avanzar con una suba en la tasa de interés de referencia, preocupado por el hecho de que el costo de vida en los últimos doce meses sufrió un incremento de 6,7%, superando la meta que se había fijado el Banco Central, de 6,5 por ciento.
El caso de Uruguay también presenta señales preocupantes. La administración de José Mujica había logrado una importante desaceleración de la inflación en 2012, cuando había llegado a 7,4%, pero en la primera mitad de este año los precios se recalentaron y acumularon una suba de 4,8%, en lo que constituye el mayor registro desde 2008..
Del editor: qué significa
Contra lo que suele argumentar el Gobierno, tener éxito frente a la inflación no es cuestión de ideología sino de buenas o malas prácticas.