En los dos últimos años Colombia duplicó la producción de biodiésel ubicándose como el tercer productor en Sudamérica después de Argentina, e incrementó los volúmenes de etanol en más del 20%, lo que lo posiciona en segundo lugar después de Brasil en la región.

Según los datos de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia, la producción de biodiésel, extraído de la palma aceitera, fue de aproximadamente 490 mil toneladas durante 2012, que representa un aumento del 45% con respecto a la registrada para el año 2010, cuando se alcanzó la cifra de 338 mil toneladas. Por su parte, la producción de alcohol carburante (etanol anhídrido) fue de aproximadamente 362 millones de litros en el año 2012. Comparado al año 2010, el aumento de producción llega a ser del 24,3% de los 291 millones de litros reportados. Sin embargo, las proyecciones de aumento de producción de los biocombustibles en Colombia aumentarían con la construcción de nuevas plantas al 2015, posibilitando alcanzar una mezcla del 15% de etanol con gasolina y un 20% de biodiésel con diésel convencional.

De acuerdo con Jorge Bendeck, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles, estos resultados demuestran que después de 13 años de la promulgación de la ley 939 para el biodiésel y etanol, los biocombustibles se han desarrollado de una manera competitiva y responsable con el medio ambiente. A su criterio, responden a una política de Estado cuyo eje fundamental es el desarrollo regional con cultivos energéticos; la creación de empleos justamente remunerados; el fortalecimiento de la independencia energética nacional a través de la reducción del consumo de petróleo y la disminución de las emisiones contaminantes a la atmósfera.

“El desarrollo se dio porque se invirtió con la certeza de que las reglas del juego no iban a cambiar en el camino. Esto ha hecho posible que crezca la producción de biocombustibles en Colombia. Por el momento la política le da la protección de desarrollo sostenible a la industria”, asegura.

En Colombia, los biocombustibles generan actualmente 30 mil empleos directos y 60 mil indirectos de los cuales el 85% pertenecen a personas del área rural. Otro de los impactos a la economía desde su aplicación, señala Bendeck, fue la reducción de importación de gasolina de 16 mil barriles diarios a tan solo mil barriles diarios. “Ahora ese dinero significa un ahorro para el Estado que hoy se destina al desarrollo local, empleo y salud. Cambió definitivamente la imagen del país”, destaca.

Uno de los factores que según Bendeck benefició al desarrollo de esta industria en su país, fue la obligatoriedad en su consumo, puesto que el Gobierno nacional fija un porcentaje obligatorio para la mezcla con los combustibles fósiles, además determina cada primero de mes, a través del Ministerio de Minas y Energía, el precio de los biocombustibles (etanol y biodiésel) que rige durante dicho mes. Explica también, que las principales legislaciones se han dado en un sentido dual, de oferta y demanda. Primero el Consejo de Política Económica y Social dio las pautas estructurales para el programa de Biocombustibles en Colombia. Luego, en cuanto a la oferta, se otorgaron varios incentivos para la creación de plantas productoras de biocombustibles. Actualmente este sector está exento de impuestos y algunos de los terrenos donde están construidas las plantas productoras fueron declarados zonas francas.

Actualmente en Colombia están en producción seis plantas de biodiésel y cinco de etanol, que son ingenios azucareros que tienen un proceso dual (producción de etanol y azúcar en el mismo proceso). Este país espera convertirse en un exportador de biocombustibles a medida que la demanda crece en todo el mundo, pero todavía se centra en el abastecimiento del mercado interno. De todos modos el representante de la Federación Nacional de Biocombustibles de ese país, considera que Colombia debe sentirse orgullosa de ser uno de los países productores de biocombustibles en el mundo, aunque solo representen una pequeña porción de la producción mundial.