En su último micro de 3 minutos con el INTA, el especialista en mastitis Luis
Calvinho brinda algunas claves muy sencillas para hacer retroceder los números
de las bacterias y células que ocasionan mermas significativas en el precio
percibido por la industria.
Según el especialista, todo se reduce a una cuestión de calidad higiénica y sanitaria de la leche. La primera, principalmente relacionada con las bacterias en la materia prima. Se trata de las bacterias “mesófilas”, que se reproducen a temperatura ambiente, las que evalúan las empresas a los 10 o 15 días, para mensurar el pago de la leche al productor. Es un grupo muy grande, que provienen de diversas fuentes, ya sea de fuera de la ubre, del tanque de frío, o de la contaminación que llega a la pezonera en el ordeñe al caer en la bosta, etc.
Las medidas de control pasan por una escrupulosa higiene de la máquina de ordeño, para evitar que lleguen a la misma. La segunda es una rutina ordenada, con pezoneras secas y limpias. Finalmente, si bien la mayoría proviene del equipo o la rutina de ordeño, hay bacterias que ocasionan mastitis que pueden aumentar el recuento de mesófilos. Esto no es meramente una cuestión de higiene, o casos de mastitis por estreptococos.
En este sentido, bajar de 50.000 unidades de formación de colonias (UFC) por mililitro de leche (el máximo de bonificación), es una meta muy lograble. Hay tambos de excelencia que están incluso por debajo de los 5.000. Con la muestra tomada en el tanque de frío un par de horas después del ordeño, con la máquina y el equipo en condiciones, esto es muy posible. Claro que para lograrlo, la higiene y el buen control de la máquina son temas esenciales.
Manejo, barato y fácil
Respecto al tema de las células somáticas, Calvinho remarcó que representa un
desafío aún mayor, sobre todo a la hora de actuar sobre la vaca con medidas de
manejo para que el animal responda lentamente, e ir bajando así las células
somáticas en el rodeo. “Es fácil llegar a valores de 400 mil células somáticas,
aunque es difícil llegar a niveles de máxima bonificación, inferiores a las 200
mil”, destacó.
Según el especialista, vale la pena volver a lo básico: prevención. Actuar con medidas de manejo que no son caras ni onerosas y que darán sus frutos a lo largo de tiempo.
1) Rutina de ordeño adecuada. Es importante para bajar las bacterias en el tanque y evitar que las bacterias ambientales lleguen a la leche.
2) El sellado del pezón es fundamental, y puede prevenir hasta el 50 % de nuevas infecciones.
3) Secado terapéutico de las vacas. Con antibióticos intramamarios para vacas secas. Se debe hacer respetando las medidas de higiene. Si hicimos mal la práctica podemos incluso incluir algún tipo de bacteria, pero si lo hacemos bien, con higiene, evita nuevas infecciones y controla las presentes.
4) Eliminación de vacas por mastitis, las que se que pueden ser una fuente de contagio. Al eliminar animales de muchas lactancias contribuimos con varias medidas de manejo.
5) Controlar cada 4 meses la máquina de ordeñar, porque puede transmitir infecciones si funciona mal, ya que actúa de manera permanente sobre la punta del pezón, por donde pueden aparecer las infecciones.
Enfatizar cada uno de estos aspectos es fundamental a la hora de implementar
un eficiente control de la mastitis. Esas vacas en las que se repiten mes a mes
estos problemas, son las que aumentan ese recuento final que tira el precio para
atrás.
"Las medidas de control pasan por una escrupulosa higiene de la máquina de
ordeño, para evitar que lleguen a la misma. La segunda es una rutina ordenada,
con pezoneras secas y limpias. Vale la pena volver a lo básico: prevención.
Actuar con medidas de manejo que no son caras ni onerosas y que darán sus frutos
a lo largo de tiempo”
Fundamental. El sellado del pezón es la llave que bloquea la entrada de nuevas bacterias.
Números que duelen
Algunos tambos pueden estar perdiendo más de $ 6.000 por mes (más de $ 70.000 al año), una enormidad de plata, con la que se puede pagar la medicación de todo el año, por ejemplo. Las exigencias de los mercados son cada vez más altas, la lechería registra una apertura a mercados exportadores, y los parámetros de calidad de la leche son fijados por el mercado global, por lo tanto, poder calificar exige inexorablemente mejoras de este tipo.