Con gran suceso tuvo lugar en la Sociedad Italiana de Villa del Rosario, en el centro de la provincia de Córdoba, la jornada TodoCerdos 2013, que contó con nueve disertantes y una concurrencia superior a los 550 asistentes.
Tras las palabras de bienvenida a cargo del intendente Roberto Herrera, del decano Hugo Traverso, del secretario de Alimentos, Ricardo Meirotti y del secretario de Ganadería de la provincia, Daniel Carignano, estos últimos funcionarios de reparticiones que dependen del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba, comenzaron las disertaciones relacionadas al núcleo duro del programa.
Abrió el fuego el médico veterinario Jorge Brunori, referente de cerdos del Inta Marcos Juárez quien apuntó a ayudar a los presentes a entender por dónde va a pasar la producción en los próximos años. Si bien admitió que por estos tiempos el sector presenta algunos problemas en la comercialización, subrayó que “poniendo luz alta para ver hacia adelante, se proyecta que esta actividad tenga un crecimiento en los próximos diez años, del 190% y eso genera la necesidad de tener un productor con una visión muy diferente, que implica más eficiencia, más escala, otra visión empresarial, y tener en cuenta el ambiente”.
Respecto a los datos del presente de la porcicultura argentina, Brunori dijo que en el país hay entre 350 y 400 mil madres productivas y si se relaciona ese número con las 4 millones de cabezas faenadas, el promedio indica que Argentina produce 10 animales terminados por madre, y por año (en su inmensa mayoría capones), y esto implica una eficiencia baja. “Por ejemplo Brasil o países europeos, logran 22 capones por madre/año; y esto nos dimensiona a nosotros donde estamos y la gran posibilidad de mejorar que tenemos. Y esa mejora está basada en el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, que tienen entre 20 y 200 madres. Allí hay que poner todas las energías para crecer”.
Brunori remarcó que en los productores se hace indispensable lograr un cambio cultural y tener una visión empresarial, y “eso significa dejar de ser solo un productor operativo, para ser un gestionador de su actividad, mirando su rodeo, pero también tranqueras afuera, y eso implica llevar registros, hacer análisis económico-financiero, analizar los mercados, asesorarse, pensar el asociativismo, y así se empieza a transitar el camino de la eficiencia y producir un cambio cualitativo”.
Por supuesto no dejó afuera de las asignaturas pendientes cuestiones productivas, entre las que mencionó “la eficiencia de conversión de alimentos en carne”.
Respecto a las dispersiones de precios en las bocas comerciales, Brunori dijo que es una realidad que está afectando la posibilidad de ensanchar el consumo. “Terminamos 2012 con más de 9 kilogramos de consumo de carne por habitante/año, con casi 5 kilos de carne fresca, que es carne que se debe producir en el país, pero todavía hay mucha disparidad en carnicerías o bocas de venta y eso es dañino para sostener el consumo y crecer”.