En los últimos años, la producción de biodiesel se sumó como un eslabón más de agregado de valor al complejo agroindustrial argentino, consolidando uno de los mayores polos de producción a nivel mundial. Sin embargo, la industria argentina de biodiesel sufrió, en el segundo semestre de 2012, una abrupta caída en los niveles de producción (actualmente la industria está utilizando tan sólo un 40% de la capacidad instalada). Ésta cayó principalmente por la contracción de las exportaciones a la UE, debido a una injusta investigación anti-dumping que impuso la UE y que afecta a nuestro país, provocando que las ventas mensuales al exterior se redujeran de 160 mil toneladas en el período enero 2012, agosto de 2012, a 75 mil toneladas por mes en promedio durante el último cuatrimestre del año.

Se presentaron los resultados de un modelo de la cadena de valor del biodiesel con simulaciones de distintos escenarios de potencial de producción en el corto y mediano plazo. Por este medio se mostró que de producirse una recuperación de los mercados externos y del consumo interno se lograría una mayor recaudación fiscal y una mejora en el balance de divisas, (incrementos del balance comercial en USD 468 millones, con un aporte de USD 147 millones en la recaudación impositiva para el escenario de mayor potencial), que se suman al hecho que la producción de biodiesel resulta estratégica en función de:

Convertir una materia prima de origen agropecuario, el aceite vegetal, en una materia prima de origen industrial, en sintonía con el principio de "Industrializar la Ruralidad".

Ayuda a sostener el compromiso nacional de contribuir con un desarrollo sustentable desde el punto de vista técnico, ambiental, económico y social a largo plazo, según informó el portal Todoagro.com

Representa una demanda adicional a nuestra producción de soja y aceite, con el consiguiente impacto en el mercado global.

El biodiesel no sólo agrega valor a la producción de soja, sino que induce, vía precios, una transferencia de recursos del resto del mundo al país.

Al avanzar hacia adelante en la industrialización del grano, además de agregar valor, el sector permite diversificar las exportaciones del complejo sojero, reduciendo la exposición a los vaivenes de los mercados globales.

La producción de biodiesel permite avanzar en la sustitución de importaciones de gasoil, que sólo en 2012 implicó compras al exterior por más de USD 1.300 millones, con un producto 100% nacional y que a los actuales precios de las grandes compañías productoras de biodiesel resulta más barato que el gasoil importado.

Así como Brasil potenció el etanol de caña y EEUU el etanol de maíz, en Argentina contamos con el biodiesel de soja como herramienta para el agregado de valor sobre la cadena sojera, en función de gran importancia estratégica que este complejo tiene para la economía nacional.

¿Qué ventajas presenta la producción de etanol?

Aunque Argentina produce mayor cantidad de biodiesel, el etanol también es de gran importancia para el país, sobre todo, para alimentar el ganado.

Para obtener etanol, el grano se procesa y se mezcla con levadura para convertir el almidón en alcohol y dióxido de carbono. El etanol se separa por destilación y el líquido restante se centrifuga para eliminar un poco de agua. Los residuos de este procedimiento se denominan granos húmedos de destilería y, por lo general, contienen 65% a 70% de humedad y la mayor parte de la fibra, grasa, proteína y minerales que se encuentran en los granos utilizados originalmente, según informó Perfil.

Pero su consistencia, parecida a la melaza, dificulta su manipulación en alimentación. No obstante, los residuos del destilado con incorporación de solubles (DDGS) poseen algo más de energía metabólica y son los más recomendables para reemplazar al grano de maíz o, en algunas ocasiones, a las harinas de soja.