Argentina vive, en buena medida, de la soja vendida a China. Por lo tanto, cualquier argentino debería saber que está ocurriendo un recambio generacional en el gobierno de la nación asiática y que los nuevos dirigentes quieren reducir la soja-dependencia de EE.UU. y Sudamérica.
“El sector sojero chino está sufriendo una reducción de área tal que está en una encrucijada entre la vida y la muerte”, indicó Sun Bin, empresario agrícola de la provincia de Heilongjiang (la principal región sojera china) y legislador de la Asamblea Popular Nacional, según un artículo publicado hoy sábado por la agencia oficial de noticias Xinhua.
Sun Bin –quien es uno de los casi 3000 legisladores que se reunieron esta semana para ratificar a los integrantes del nuevo Consejo de Estado (Poder Ejecutivo) y definir los grandes trazos de la política china de la próxima década– aseguró que la nación asiática se ha tornado excesivamente dependiente de la soja importada.
“Cuando un agricultor puede ganar 4000 yuanes más hectárea (635 u$s/ha) al sembrar maíz con respecto a soja, ¿quién va a sembrar soja?”, preguntó Qu Fa, otro empresario agrícola de la provincia de Heilongjiang.
El área de soja en Heilongjiang, que en 2009 había sido de 4,70 millones de hectáreas, en 2012 descendió apenas a 2,53 millones, según datos oficiales.
Las importaciones chinas de soja se emplean para elaborar harina de soja que luego se destina a la alimentación animal (fundamentalmente de cerdos y aves). Es decir: se trata de importar proteínas vegetales para transformarlas in situ en proteínas animales. Las sojas producidas en China, en cambio, son cultivares –seleccionados durante milenios– destinados a la alimentación animal (para elaborar, por ejemplo, tofu).
El problema es que la soja local, para que sea viable, debería tener un precio bastante superior a la soja importada (la cual corresponde a las variedades modificadas genéticamente). Pero eso no sucede: en el área de influencia de Harbin, capital de Heilongjiang, el valor actual de la soja local es de 4650 yuanes/tonelada (744,5 u$s/t) versus 4520 yuanes/tonelada (723,7 u$s/t) la soja importada puesta en el puerto de Dalian, según datos de la consultora china Shanghai JC Intelligence.
“Golpear al mercado oleaginoso chino con soja importada barata es parte de la estrategia empleada por las grandes compañías internacionales de granos para monopolizar la industria local”, señaló Zhao Yusen, miembro del Chinese People’s Political Consultative Conference (CPPCC), un órgano oficial asesor de los máximos dirigentes políticos chinos.
“Una vez que terminen de liquidar o comprar todas las empresas aceiteras chinas, las grandes compañías internacionales dominarán por completo al sector oleaginoso local”, agregó.
Si bien la preocupación por la soja-dependencia es real, la dirigencia china sabe que no tiene otra opción que seguir importando volúmenes crecientes de soja estadounidense y sudamericana (la seguridad alimentaria de la población china depende de ello).
En el ciclo 2012/13 China importará poroto de soja por 63 millones de toneladas versus 59,2 millones en 2011/12, según datos del USDA.
Una de las alternativas que se están evaluando es instrumentar políticas para promover la producción e industrialización de alimentos elaborados con cultivares locales de soja, tales como la implementación de precios sostén mínimos y subsidios para empresas que procesen sólo soja producida en China.