“Mesa de Enlace confirma que no vender soja es la mejor manera de salvar al país hundiéndolo”, dice la Revista Barcelona, una publicación que -con ironía- suele desnudar las incoherencias del acontecer nacional. La semana pasada, la idea cobró fuerza en Pehuajó, donde la Asamblea de productores reclamó adoptar medidas fuertes.
El piquete, que nació como modalidad de protesta de quienes no tenían a mano otra metodología para plantear sus reclamos al resto de la sociedad, ya es parte de nuestra realidad cotidiana.
En 2008, fue el sector agropecuario quien decidió cortar rutas contra la imposición de la Resolución 125. Y ganó. Sin embargo, el costo de la victoria política fue alto: resistencia del resto de la población a los cortes y al desabastecimiento; y la “vendetta” a largo plazo que se viene implementando desde la Casa Rosada con políticas netamente regresivas.
Por eso, la idea no es bien vista tanto por las bases como por la dirigencia rural. En general, todos están de acuerdo con la idea de no vender la soja que descansa en los silos, con la creencia que el daño golpee directamente a las arcas del gobierno y no al resto de la población.
Aún así, la agrupación ruralista exhibe sus diferencias internas. Una línea de la Federación Agraria se mostró en contra de una medida de estas dimensiones. A su vez, el presidente de Coninagro hizo lo propio. “Los pequeños y medianos productores agropecuarios no están en condiciones de suspender la venta de granos por mucho tiempo porque tienen que asumir compromisos comerciales, financieros e impositivos”, afirmó. Y remató: “hoy no hay factibilidad de llevar adelante una medida de esa magnitud. Más si el objetivo es retener ventas para generar en la economía algún impacto financiero, ya que para que eso ocurra tiene que darse un tiempo de cuatro o cinco meses”, analizó.
En principio, es más de lo mismo. O peor. No se puede exigir mayor libertad con un “apriete”, ya que el mismo vacía de contenido moral al reclamo, por más justo que sea. Quemar las naves implica el riesgo de una victoria “a lo Pirro” de la cual sería difícil volver.
A su turno, el ministro Yahuar convocó a las entidades por separado. La Mesa respondió - por ahora- unida: “le solicitamos nos reciba en forma conjunta, como lo hemos solicitado en varias ocasiones, en una de las cuatro fechas a su elección en que usted se dignó a convocarnos a cada una de nuestras entidades”.
La contienda recobra fuerza con la cosecha “jugada” y las elecciones encima. Veremos quién tiene más espalda para inclinar la pulseada.