RÍO DE JANEIRO.- Mientras en Moscú la presidenta Dilma Rousseff se esforzaba ayer por recuperar totalmente el apetitoso mercado ruso para las carnes de exportación brasileñas, desde China y Sudáfrica llegaron malas noticias para el sector: ambos países suspendieron temporalmente la importación de carne bovina brasileña por un atípico caso de "enfermedad de la vaca loca".

El Ministerio de Agricultura brasileño confirmó ayer que los dos socios de Brasil en el llamado grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) habían tomado la decisión, a raíz de la confirmación, la semana pasada, de que una vaca que tuvo muerte súbita en 2010 en el estado de Paraná, en el sur del país, tenía encefalopatía espongiforme bovina (EEB), popularmente conocida como "enfermedad de la vaca loca". La suspensión china, sin embargo, no afecta las compras que realiza el área especial de Hong Kong, segundo mayor mercado para la carne bovina brasileña.

A principios de esta semana, ya Japón había informado a Brasil que no permitiría más el ingreso de carne brasileña. La medida alertó al gobierno brasileño, que preparaba el viaje de funcionarios especializados a Tokio y a Ginebra, Suiza, donde está la sede de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para aclarar la información.

Según las autoridades del área de Defensa Agropecuaria del Ministerio de Agricultura, el animal en cuestión apenas era portador de la proteína que causa la enfermedad y no detectaron ningún riesgo para el consumo humano. Es más, apuntan que el último informe de la Organización Mundial de Salud Animal mantuvo el estatus de Brasil como "riesgo insignificante" para la "enfermedad de la vaca loca".

Actualmente, Brasil es uno de los mayores exportadores mundiales de carne bovina; este año, hasta octubre, había vendido un millón de toneladas. Y el principal mercado para la carne brasileña es Rusia, que el año pasado había limitado sus importaciones, aunque ayer en Moscú la presidenta Rousseff obtuvo del primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, la promesa de que se revisará la decisión. En el caso de Rusia, la medida se debió a la resistencia de Moscú a aceptar carne brasileña que proviniese de animales en los que se utilizaron hormonas de crecimiento.

"Todavía no me comunicó cuál es la decisión final, pero él [Medvedev] considera que los productores brasileños han tomado todas las medidas y que, por lo tanto, tendremos un resultado positivo al final", se mostró confiada la mandataria brasileña. En tanto, desde Irán y desde Venezuela ya ha habido esta semana nuevos pedidos de sus respectivas autoridades sanitarias para que se frene la importación.