A continuación, reproducimos textualmente el expediente 8405, presentado por el diputado nacional Alberto Emilio Asseff…
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional para que por intermedio del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, de la Subsecretaría de Recursos Hídricos y del Ministerio del Interior procedan a informar acerca del estado actual de las obras del "Plan Maestro Integral de la Cuenca del río Salado" y cuál es la fecha prevista para su finalización. Asimismo, solicitar al PEN que informe si se prevén interrupciones en ese plan de obras y en caso afirmativo, informe cuáles serían los motivos para esa situación disruptiva. También se informe si se trabaja en coordinación y cooperación con la provincia de Buenos Aires, responsable primaria de la ejecución del Plan.
FUNDAMENTOS
Cualquiera que anda por los caminos de nuestra provincia observa a simple vista el agua que no escurre. Algunas son lagunas. No están en la cartografía bonaerense. Han surgido por las alteraciones climáticas, las que producen los hombres por sus acciones no planificadas y también por algunas obras, especialmente caminos, que modifican el escurrimiento natural. Son trece millones de hectáreas inundadas.
Las pérdidas son multimillonarias. Se las estima en más de diez mil millones de pesos ($10.000.000.000).
Las inundaciones han afectado la cosecha fina, la siembra, las pasturas, los tambos y a la ganadería. La mortandad de ésta es enorme y dolorosa.
El "Plan Maestro Integral de la Cuenca del río Salado" sufre interrupciones y/o paralizaciones desde 2007. La desinversión pública tiene su correlato en la reasignación de las partidas presupuestarias para atender a obras hídricas en zonas urbanas. Es muy lamentable que se opte por asignar fondos en áreas donde existen habitantes en gran número, en detrimento de las áreas rurales. Huele a que los recursos se vuelcan donde hay más visibilidad de los votantes y por ende mayor cosecha de sufragios.
El arte del buen gobierno exige, en contraste, que se invierta en las zonas productivas para obtener mejores cosechas de bienes, lo cuales aparejarán posibilidades de bienestar y empleo genuino a los habitantes, incluyendo obviamente a los urbanos.
Peligra el 25% de la actual campaña de maíz ya que el anegamiento impide la siembra. En materia de soja, la pérdida sería del 10%.
Los débitos que trajeron y traerán estos anegamientos superan a los costos de las obras del río Salado. Digamos, en lenguaje claro, que estas obras consisten en limpiar el río, profundizar su cauce, de modo que se facilite la corriente y escurra al Río de la Plata fluidamente. Completan las obras, diversas lagunas en su curso que operan compensadoramente y el relleno de áreas deprimidas. Igualmente, el plan comprende la limpieza de los canales secundarios.
El programa se presupuestó en us$1.800 millones y su duración en quince años. Este plazo está a punto de fenecer, pero el grado de avance de las obras no supera el tercio.
Hay dos concepciones del electoralismo. Una de corto alcance y otra de vuelo alto. La primera consiste en realizar pequeñas obras que se vean, sobre todo antes de las elecciones, cuando ellas son inminentes. La segunda, en contraste, está configurada por la visión propia de estadistas. Son las grandes obras de infraestructura que quizás no sirvan para obtener votos hoy, pero contribuyen para potenciar al país a mediano y largo plazo. Y cosechar, además de bienes, muchos votos y fuerte consenso ciudadano en el futuro.
Las obras del río Salado se insertan en las de mirada elevada. Son ideas que se ejecutan pensando en los tiempos.
Pido a mis pares que respalden este pedido de Informes planteado con esa idea de que debemos abrirle horizonte a la economía de prosperidad que necesita que se la destrabe y que se la dote de la infraestructura indispensable para desarrollarse.