Lo hemos dicho, casi hasta el cansancio: se necesita una excelente cosecha en América Latina, para lograr un adecuado balance de existencias en el mundo.

Para el caso de Brasil habría que hablar de por lo menos 78 millones de toneladas; y para el de la Argentina, como mínimo de unas 53 millones.

De acuerdo a los cálculos del USDA, la región aportaría en la nueva campaña un 30% más que en el ciclo anterior. Los números del USDA son por demás optimistas. Y por ende, no tan probables de alcanzar.

Después de haber sufrido fuertes caídas en la producción del año 2011/12 en el sub-continente además de una baja muy fuerte en la cosecha (casi terminada) en América del Norte, los operadores del mundo esperan una clara recuperación de stocks.

Si se produjeran amenazas concretas sobre los rindes, este tipo de turbulencia llevará a situación de nerviosismo extremo en el mundo. Sin duda.

Hasta principios de octubre, todavía se pensaba que tales volúmenes eran posibles pues la intención de siembra, por parte de los agricultores sudamericanos, estaba alineada con tal propósito.

Pero a lo largo de estos días, el panorama ha ido cambiando.

Ahora, habiendo trascurrido casi todo el mes, el cuadro es diferente.

La complicación en la siembra, a resultas de las excesivas lluvias en la Argentina y en buena parte del sur de Brasil, más la escasez de agua en el norte de este país, ha encendido la alarma. La situación es crítica.

En la zona núcleo de la Argentina, todavía no se ha logrado comenzar con la siembra, por lo que la campaña se inicia con un visible retraso, que repercutirá, seguramente, en la productividad. Es que los suelos están saturados, y una parte considerable de ellos se halla inundada o anegada.

¿Es realmente tan grave el cuadro? No se puede afirmar que la situación sea de extrema gravedad. Todavía no lo es, ya que es posible que en noviembre las cosas se regularicen.

Pero sí hay algo que se va presentando como seguro: cada día es más difícil que se obtenga una cosecha en volúmenes récord.

En tanto, la demanda internacional de soja sigue muy firme y los precios están sujetos al humor circunstancial de los mercados que actúan bajo la presión de los fondos.

Las sorpresas vendrán por el lado de la oferta que, como vemos, está sumamente condicionada por la cuestión climática, hoy por hoy más compleja que lo usual.

Porque por el lado de la demanda, aún con China algo más débil, la verdad es que el mercado de consumo no presenta signos de contracción en el rubro específico de la alimentación. Porque a la hora de achicar, las sociedades tienden a centrar su atención en otros productos y no en los alimentos.