El cepo cambiario parece agravar la desconfianza y una situación de estanflación. La economía está lejos de los niveles que permitieron a Cristina Kirchner hace poco más de un año alcanzar con comodidad la reelección, con niveles récord de optimismo en las expectativas económicas.

Si insiste en el mismo camino, dice un estudio privado, la crucial elección para los proyectos de forzar un tercer mandato se hará con un panorama económico parecido al que le hace en Estados Unidos tan complicada la reelección a Obama: crecimiento débil y desparejo que no soluciona los problemas de empleo. Y aquí, encima, con inflación.

Si la políticas no ayudan, la gestión tampoco. Quienes podrían remontar la cuesta aumentando la inversión encuentran también señales políticas muy negativas.

En servicios con tarifas reguladas ya hay intentos de revisar los incrementos salariales pactados con aumentos graduales, que en un año totalizarían porcentajes por encima del 20%, pero por debajo del 25. Algunos gremios empezaron a plantear a su empleadores que quieren una suma fija de $ 1000 como gratificación por las fiestas de fin de año. Son encerronas de las que sólo es posible salir con una definición clara del Gobierno, creen en círculos empresariales. Pero la gestión parece paralizada por múltiples internas.

Axel Kicillof y Guillermo Moreno siguen creyendo en el autofinanciamiento con emisión monetaria, pesificación forzosa e intervención estatal en la gestión de las compañías. Hay en el elenco ministerial quienes piensan distinto, pero callan para no ser despedidos.

El empecinamiento en mantener en default la deuda con el Club de París y los fallos adversos en el tribunal de arbitrajes del Banco Mundial, no hallar solución al conflicto con los bonistas que no aceptaron los canjes, la pesificación forzosa de los bonos provinciales, la prohibición de remitir utilidades al exterior y el cepo cambiario son sólo sostenibles por un gobierno que se niega tozudamente a financiarse con dinero extranjero y atacar la inflación. Y logra el número uno en el ranking de riesgo país.

La Argentina es como un adicto que un día se pone al borde de la muerte por el consumo desesperado y luego se lanza a una abstinencia que también puede ser suicida. Si el problema fue el sobrepeso, la solución no puede ser no comer nunca. La mejor alternativa a la híper no parece la deflación. Pero a la híper se llegó después de mucho tiempo de decir que no era un problema tener alta inflación.

Kicillof llama "papagayos" a quienes dicen que la Argentina debería financiarse mucho más barato externamente. ¿Habrá merecido, para Kicillof, esa despectiva calificación Néstor Kirchner, cuando colocó a Venezuela Boden 2012 y 2015? Cristina ha dicho en público que le encanta el mote lanzado por el viceministro. ¿Serán "papagayos", neoliberales y lobbystas de la banca internacional Evo Morales y Dilma Rousseff, que consiguen financiarse al 5% o menos en el extranjero? ¿No será voluntaria la verdadera pesificación, como la lograda por Uruguay? Cumplir con sus compromisos, tener una política previsible y estadísticas confiables permitió a José Mujica colocar en el exterior deuda en moneda local por debajo del 4% anual y hasta 2037, indexada por inflación.

Con el cepo, más familias se quedan con los pesos fuera de los bancos y tienen menos propensión a gastar, reveló un estudio de la UCA. La consultora Idesa subraya que la industria completó en septiembre seis meses de caída, según datos del Indec.

Econométrica mostró en su último informe que las empresas sólo se quedan en pesos a plazo fijo si las tasas igualan las expectativas de devaluación. La mayor liquidez no va a parar a inversiones. Entonces el Gobierno interviene más y obliga a compañías de seguros y bancos a prestar para emprendimientos productivos.

Ecolatina, en tanto, encuentra que la construcción intensificó su caída en el tercer trimestre por la parálisis que causó el cepo y también por la baja de la obra pública, porque las transferencias discrecionales a las provincias sufrieron una fortísima reducción, según el Iaraf, agregando presiones recesivas.

El consumo "alternó subas y bajas" en el tercer trimestre, dijo Ecolatina, que agregó: "Las ventas en supermercados y shoppings mejoraron, pero también se observó un fuerte retroceso en el patentamiento de autos y la compraventa de inmuebles".

La consultora cree que si no hay cambios el panorama podría ser parecido al que atormenta a Obama y da letra a Romney: "Esperamos un crecimiento moderado en torno del 3,5%. La política oficial sigue priorizando el consumo, pero en un contexto de menor propensión a invertir es poco probable que aumenten el empleo y la producción significativamente".