Al paso de las cosechadoras por las principales regiones productoras de granos gruesos de los Estados Unidos, los productores se estarían encontrando con rendimientos superiores a los previstos por ellos; por los consultores privados, y hasta por el USDA. Al menos esa fue la noticia que ayer se instaló en la Bolsa de Chicago, donde la soja se negoció con fuertes bajas. También el maíz cerró con resultado negativo, aunque sus pérdidas fueron menos significativas que las vigentes para la oleaginosa.

Las pizarras del mercado estadounidense mostraron quitas de US$ 18,65 y de 18,92 sobre los contratos noviembre y enero de la soja, cuyos ajustes resultaron de 594,79 y de 594,43 dólares por tonelada.

Hasta las susceptibles manos de los operadores estadounidenses, sobre todo de aquellos que tienen a su cargo la administración de las cuentas de los grandes fondos de inversión, llegó ayer un reporte de la firma estadounidense Progressive Ag, especialista en el manejo de riesgo, con un título contundente: "Soja con rindes sorprendentemente grandes".

Según el análisis del presidente de la consultora, Ray Grabanski, los rindes de la cosecha de soja son sorprendentemente grandes en comparación con las expectativas. "El rinde está ahí, no se lo puede negar", aseguró en el trabajo y agregó que los analistas y, finalmente, el USDA tendrán que revisar sus cifras en forma significativa. "La realidad es que la sequía en EE.UU. tiene menos efecto sobre los cultivos de lo que se creía posible."

Para el caso de la soja Progressive Ag estimó que hay "un 50% de probabilidades de que el rinde al cierre de la cosecha termine siendo superior a 25,08 quintales por hectárea". Este dato privado quedó por encima de los 24,14 quintales estimados anteayer en promedio por otras 14 firmas relevadas por la agencia Reuters y por encima de los 23,74 quintales calculados por el USDA en su informe mensual de septiembre.

Entonces, ante la sola probabilidad de encontrarse frente al escenario descripto por Progressive Ag (es una más, dentro de un concierto de firmas de análisis, donde cada una tiene intereses particulares), los fondos de inversión especuladores salieron a vender soja y liquidaron 14.000 contratos, equivalentes a 1.932.000 millones de toneladas, e impulsaron el derrumbe de las cotizaciones.

En lo que va de la semana, estas idas y venidas de los inversores le restaron a la soja un 6,92% de su valor, al pasar de 638,98 a los actuales 594,79 dólares. Estos movimientos espasmódicos continuarán dándose en un mercado que está claramente bajo el signo de la volatilidad, con opiniones cruzadas entre quienes ven una cosecha en crecimiento (como si la sequía que fuera ubicada por el gobierno de EE.UU. entre "las peores de la historia estadounidense" finalmente no hubiera sido tan grave) y quienes sostienen que el estrés hídrico de los cultivos fue real y se verá reflejado en una producción fuertemente recortada.

Respecto del maíz, Progressive Ag habló de un 50% de posibilidades de que el rinde de la cosecha se ubique por encima de 84,11 quintales por hectárea, cifra que resulta superior a la prevista por el promedio de los privados, de 75,95 quintales, y del informe mensual del USDA, de 77,08 quintales. En este caso, los fondos vendieron ayer 10.000 contratos (la misma cantidad adquirida el miércoles), equivalentes a 1.270.000 toneladas.

Las ventas hicieron que las posiciones diciembre y marzo del maíz en Chicago retrocedieran US$ 4,13 y 3,64, y que sus ajustes resultaran de 293,69 y de 295,06 dólares por tonelada.

De este modo, todo confluye hacia un mayor riesgo en materia de precios, justamente el estado en el que más cómodo se sienten los especuladores que dominan el mercado de las materias primas, ante la mirada cómplice de quienes dijeron que regularían su actividad tras el estallido de la burbuja financiera en 2008.

Mercado local

En el mercado doméstico, la soja no pudo evadir las bajas. Las fábricas ofrecieron $ 1910 por tonelada de soja disponible en la zona de Rosario, $ 30 menos que anteayer. En el caso de la oleaginosa de la próxima cosecha, los compradores propusieron US$ 340 en las terminales de San Martín, Arroyo Seco, General Lagos y de Timbúes, 5 dólares por debajo del valor vigente el miércoles.

Las posiciones noviembre y mayo de la soja en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), perdieron US$ 5,50 y 5,40, mientras que sus ajustes fueron de 423,90 y de 344,50 dólares por tonelada.

Respecto del maíz, las pocas propuestas abiertas se concentraron sobre el cereal de la nueva cosecha. Así, se ofrecieron US$ 180 en Timbúes y US$ 190 en Bahía Blanca, 5 dólares menos que anteayer, respectivamente. La baja fue de US$ 3 en Lima, donde los interesados pagaron US$ 187 por tonelada.

Al igual que en los Estados Unidos, donde quedó al margen de la volatilidad vigente para los granos gruesos, el trigo argentino se mantuvo estable ayer. Por grano con entrega entre diciembre y enero los exportadores volvieron a pagar US$ 250 por tonelada en Bahía Blanca; US$ 240 en Timbúes, y US$ 235 en Necochea.

Los molinos ofrecieron entre 930 y 1370 pesos por tonelada de trigo, según calidad y procedencia.

Por último, el girasol nuevo se cotizó a US$ 310 en Rosario y en Junín.