Los mercados continúan bajo el embate de los fondos. La liquidación de posiciones compradas surge de tanto en tanto.
Estas liquidaciones llevan a precipitadas bajas de precios, con posteriores recuperaciones parciales. Y se dan en forma periódica luego de haber alcanzado a principios de mayo un nivel récord.
Los especuladores han tratado así de desprenderse de gran cantidad de contratos. Se calcula que es de cerca de 20% menos, la baja de contratos hasta la fecha.
A partir de aquellos días, el cuadro financiero internacional ha pasado a tener tanto peso como los fundamentals. Pero con una diferencia, mientras los segundos han presionado a la suba, los primeros han sido un fuerte contrapeso, a favor de la caída de los valores.
Y, así, muchos operadores han pasado de soja a trigo, en vista de las perspectivas de una menor cosecha mundial de este cereal, como resultado de la falta de lluvias en Rusia, China y en parte de EE.UU.
Desde el punto de vista de los fundamentos, el esquema de precios debería ser, al menos, sostenido.
La oferta se ha restringido enormemente en América del Sur.
Para el caso argentino, el panorama es de gran escepticismo, y los más informados estiman una cosecha inferior a 40 millones de toneladas.
Si observamos lo que nos dicen los indicadores comerciales, más preocupante es el cuadro aún. En Brasil ya se habría vendido el 85% de la cosecha. Y en nuestro país, cerca del 60% del volumen cosechado está comprometido.
Sin embargo, hoy por hoy, lo que pesa más es el cuadro financiero mundial.
Por una parte EE.UU. no logra dejar atrás los problemas de falta de trabajo. Y por otra, Europa sigue dando qué hablar con Grecia en el centro del torbellino.
Si la situación europea sigue en caída, el dólar se fortalecerá aún más. Mucho más a pesar de las necesidades de EE.UU. de mantenerlo débil. Y, en consecuencia, habrá un elemento adicional al de los fondos para la desmejora de los precios agrícolas.
El gráfico que sigue nos muestra cómo el dólar, desde mediados de marzo último, ha reiniciado su recuperación en términos de euro. Muy lejos parece que han quedado los valores de la primera mitad del año pasado.
Pero como la demanda aparenta ser fuerte, por motivos de necesidades reales, los productos que pueden sentir el golpe son los más ligados a Brasil que, en este contexto, deberá acentuar la desvalorización del real en términos de dólar.
Una visión más estructural nos muestra que el mundo necesita en forma
creciente de alimentos. ¿Por qué?
Pues, porque:
a) desde los países emergentes se aprecia:
• la elevada propensión al consumo de alimentos y de productos del agro.
• el grado de aumento de la población que es casi el doble del que tienen los
desarrollados.
b) existe una creciente demanda de biocombustibles.
c) el dólar seguiría su recorrido a la baja, iniciado hace diez años, una vez superada la crisis que afecta básicamente a la U.E.
Mientras tanto la incertidumbre será la constante. Y la volatilidad parte de la vida.
Pero en algún momento, los fondos volverán a ejercer presión alcista sobre las cotizaciones. Pues ellos mismos serán atraídos por el cuadro estructural que habla de necesidades reales.