La imposibilidad de que la Argentina pueda exportar su trigo sin dificultades --vale decir, sin la persistente intervención oficial-- plantea serias trabas en el comercio con Brasil, nuestro principal comprador en los últimos tiempos. De ahí que los importadores brasileños estén poniendo la mira, cada vez con mayor énfasis, en otras fuentes proveedoras.
Representantes de los principales países productores de trigo y los molineros de Brasil acaban de participar del XVIII Congreso Internacional de Trigo, celebrado en Río de Janeiro.
Desde la Argentina participaron Carlos A. Vila Moret (h), representante de la producción en la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, varios integrantes de la cadena, principalmente las Bolsas, así como el director de mercados agroalimentarios del Ministerio de Agricultura, Mario García.
García habló sobre distintos aspectos de la producción triguera argentina, entre ellos los números de los saldos exportables y las toneladas de harina argentina comercializadas en Brasil.
Sobre este último punto, hubo quejas de los molineros brasileños, porque la harina comercializada al país vecino se exporta con un diferencial de retenciones del 10% menos que el trigo, lo que significa una pérdida de competitividad para la industria de ese país.
Durante el encuentro, también se plantearon las necesidades de trigo del Brasil y el hecho de que en la Argentina existe un remanente de mercadería sin vender de alrededor de 4 millones de toneladas. Sin embargo, las exportaciones se mantienen cerradas para este cereal.
"De tal forma, ninguno de los dos países puede lograr sus metas", opinó Vila Moret (h).
En este escenario, la Argentina ve cómo su principal cliente busca otras alternativas para abastecer sus necesidades de trigo, como importarlo de Francia.
Además, países como Paraguay y Uruguay, que sostienen el crecimiento de su producción y exportación, le venden al Brasil aproximadamente 2 millones de toneladas de trigo, que antes provenían de la Argentina.
En ese sentido, Vila Moret (h) expresó que "en la Argentina, los productores no podemos vender trigo y maíz, y el cierre de las exportaciones de estos cereales nos hace perder la posibilidad de aprovechar la coyuntura internacional".
Brasil considera al trigo como un insumo estratégico para la alimentación humana, con un consumo de 52 kilogramos del cereal por año por habitante, número que seguramente aumentará por un cambio que se viene desarrollando en la cultura alimentaria.
Actualmente, Brasil consume 12,5 millones de toneladas. De ellos, 5,2 se producen internamente y los restantes 7,3 millones de toneladas se importan.
Con relación a la producción, se informó que Brasil tiene posibilidades de aumentarla en el estado de Rio Grande do Sul. Sin embargo, existen dificultades para alcanzar los parámetros de calidad necesarios para su industrialización. Por eso, Brasil exporta parte de la producción de trigo que no tiene las características necesarias para su uso en la industria local.
Stock exportable. El pasado 27 de octubre, la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (Ucesci, que reemplazó a la Oncca) autorizó la venta de 400.000 toneladas e informó a los productores, cooperativas, acopiadores y exportadores que tenían tiempo hasta el 21 de noviembre para declarar el stock de trigo acopiado para poder determinar los saldos exportables.
Actualmente nuestro país tiene la posibilidad de comercializar un nuevo cupo de exportación que podría surgir del nuevo stock declarado, descontando 1.200.000 toneladas que el Estado quiere garantizar para el abastecimiento interno. Pero encuentra un mercado mundial deprimido por la baja del precio de las commodities y en el que solamente compran algunos países del Norte de Africa.
Por esta razón, la Argentina pierde nuevamente la posibilidad de vender trigo
a sus principales compradores, como Brasil, y debe pagar tres veces más el
precio del flete que sus competidores (el costo en la Argentina es de 42 dólares
por tonelada, mientras que en Ucrania, por ejemplo, es de 16 dólares).
RUSIA NO PARA DE EXPORTAR
LEANDRO PIERBATTISTI
Especial para "La Nueva Provincia" Con el Campo
Diversas razones explican el abultado saldo disponible exportable de trigo con que cuentan los rusos este año:
1) Las existencias finales de la campaña 2010/11 son muy elevadas en el sur, siendo que esta región no ha podido exportar a causa de la aplicación del embargo.
2) Se estima que el consumo interno durante la campaña 2010/11 ha sido sobreestimado, dado que el número de cabezas de ganado resultó inferior al que se esperaba.
3) Varios analistas sostienen que la cosecha 2010/11 fue superior a los datos que el gobierno publica. Aprovechando el argumento de la sequía y de los incendios, parece que una parte de la cosecha 2010/11 no se declaró, mientras que dicha parte está siendo inyectada este año en el circuito comercial.
4) A todos estos elementos provenientes de la campaña pasada se le suma una cosecha 2011/12 bastante confortable.
La cosecha de trigo 2011/12 está prevista en 56 millones de toneladas. Ello se traduciría en un saldo exportable situado entre 17 y 18,5 millones de toneladas.
El ritmo de exportaciones durante los dos primeros meses de la campaña 2011/12 (julio y agosto) ha batido un récord histórico.
Del 1 de julio al 31 de agosto del corriente año, Rusia exportó 5,3 millones de toneladas de trigo.
La fuerte presencia del trigo ruso en el mercado internacional, registrada desde el inicio de la campaña 2011/12, se explica por el alto grado de competitividad que el producto posee.
Cuando observamos los precios C&F de los diferentes players presentes en el primer mercado mundial de importación de trigo, podemos constatar que el trigo ruso ha aventajado holgadamente a sus principales competidores, Estados Unidos y Francia.
Kasajstán está siendo a la vez muy competitivo en el mercado egipcio, y ello es debido en gran parte al subsidio público al transporte (30 usd/t) que el Estado ha aplicado hace unas semanas.
Estimamos que el único elemento que podría limitar el ritmo de exportaciones rusas en los meses venideros reside en el transporte, tanto por ruta como por tren. Ello puede ser debido al congestionamiento logístico, como resultado de una gran cantidad de mercadería transportada, que se encontrará cada vez más lejos de la zona portuaria a medida que avance la campaña. Es por ello que el Estado ruso está estudiando la posibilidad de subsidiar el transporte. Esa ayuda cubriría la mitad del costo del flete. Por otro lado, un invierno riguroso, con temperaturas de 30° bajo cero, podría limitar fuertemente el transporte.
En cuanto a la actividad de la zona portuaria, Rusia ha demostrado hasta el momento que puede embarcar más de 3 millones de toneladas mensuales de granos, sin que ello provoque problemas logísticos.
Resulta evidente que Rusia continuará aumentando su participación en el mercado mundial de trigo en los próximos años. Esto será el resultado no sólo de un probable crecimiento de la inversión privada, sino también de un financiamiento de las inversiones que está siendo cada vez más compartido entre el Estado y el sector privado.
No obstante, el camino será largo para los rusos: la contestada democracia en Rusia, sumada a los grandes problemas de corrupción, atentan contra el trabajo en equipo y el cofinanciamiento entre el Estado y el sector privado.
En todo caso, una cosa es segura: en un mercado mundial de trigo cada vez mas competitivo, tanto en precio como en calidad, y cada vez mas inquieto a la idea de no poder cubrir sus necesidades, las estrategias de tipo individual resultan obsoletas.
Es por ello que los contratos bilaterales entre los Estados están siendo cada
vez mas recurrentes. Empero, hay que tener cuidado en no equivocarse: es el
sector privado quien debe ocuparse de los negocios, mientras que el Estado debe
acompañar el desarrollo de ellos.
Leandro Pierbattisti es analista de France Export Cereales, con sede en París.