CIUDAD DE BUENOS AIRES - Parece interminable y poco claro el conflicto con el gigante asiático por el derivado de la soja argentina. Si bien el país asiático comienza lentamente el camino de la sustitución de importaciones por producción local y amplia sus mercados, las negociaciones por el producto local vienen de fracaso en fracaso. Desde octubre 2010 las ventas a aquel destino se frenaron definitivamente las ventas del producto y no parece fuesen a restablecerse en el corto plazo (ver notas relacionadas).
El portal La Política Online publica el paso a paso de la pérdida de un mercado de enorme relevancia para el país:
Qué hay detrás del interminable bloqueo aceitero chino a la Argentina
El conflicto con el gigante asiático por el aceite de soja cumplió un año sin resolverse. En varias oportunidades funcionarios kirchneristas intentaron mostrar como un éxito las negociaciones con el gobierno chino. Pero la realidad es que todos los intentos fracasaron rotundamente. Así, desde octubre del año pasado se frenaron definitivamente las ventas del producto y nada indica que puedan restablecerse en el corto plazo. El paso a paso de la pérdida de un mercado de enorme relevancia para el país.
En las últimas semanas varios medios de comunicación han vuelto a hablar, escribir y especular sobre el bloqueo por parte del gobierno central de China a la Argentina en lo que respecta a las exportaciones de aceite de soja.
El conflicto -que increíblemente ya lleva un año sin poder resolverse definitivamente- está generando mucha preocupación e incertidumbre, no sólo en el sector exportador argentino, sino también en el seno del Gobierno nacional.
Y no es para menos: desde octubre del año pasado, luego del supuesto éxito de una serie de negociaciones entre ambos gobiernos para destrabar la situación, no se registraron más operaciones de venta del producto a China.
En medio de tanta desorientación, La Política Online se contactó con varias fuentes de diversos sectores involucrados para intentar aclarar un poco qué es lo que efectivamente está ocurriendo con el producto que más divisas genera al país.
Hay un problema de política comercial entre los gobiernos de ambos países, no es una discusión sobre el producto en sí, comentó Alberto Rodríguez, director ejecutivo del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC).
Las autoridades (del gobierno argentino) conocen perfectamente cuál es el estado de situación, y que nosotros sepamos no ha habido ninguna modificación en lo que se refiere a la relación comercial, agregó, preocupado, Rodríguez.
En otras palabras, los problemas comerciales a los que hacen referencia las fuentes consultadas son las medidas anti-dumping orientadas a restringir el ingreso al mercado local de diversos productos de origen chino a nuestro país. Sin embargo, fuentes oficiales explicaron que esas medidas se enmarcan en los procesos de la OMC y señalaron que los motivos del cese de compra de aceite de soja por parte de los chinos, es que la potencia asiática tiene en estos momentos excedentes de la oleaginosa.
Las fuentes explicaron que la alta capacidad de molienda que ha instalado China desde un tiempo a esta parte hace que dejen de comprar aceite para procesarlo directamente en su país en base al grano de sus propias cosechas. Hasta hace poco estaban comprando grano, pero con el aumento de la soja se le dispararon los costos y cancelaron también estas operaciones.
Esto, explican las fuentes, se vio reflejado en la evolución de los registros oficiales que indican que en enero y febrero hubo algunas operaciones, pero obviamente de menor cuantía que las de diciembre.
Como sea, desde la embajada del gigante asiático aprovecharon para afirmar que su país mantendrá el bloqueo al aceite de soja hasta que el Gobierno nacional se decida a levantar las restricciones impuestas a la entrada de productos provenientes de esa nación. Eso, pese a la pasada promesa del ministro de Comercio Cheng Deming, a las autoridades argentinas de reanudar las compras de aceite de soja.
Para el analista internacional Jorge Castro estos problemas se originan porque el poder político argentino toma decisiones de comercio internacional subordinadas a las necesidades de la política doméstica.
Sin la soja, la presencia de la Argentina en el mercado chino queda completamente circunscripta a un papel secundario, al tiempo que China continúa profundizando sus relaciones comerciales con el resto de los países de Sudamérica, explicó Castro.
El analista hace referencia a que China se vio obligada a aumentar las compras de aceite de soja a Brasil y USA para suplir la ausencia del mercado argentino (además la nación asiática tiene en la actualidad acuerdos de libre comercio con Chile y Perú).
El paso a paso del bloqueo
En abril del año pasado (hace un año), las autoridades del gobierno chino decidieron dejar de comprar aceite de soja de la Argentina por una serie de medidas que tomó el Gobierno nacional para restringir el ingreso de productos de ese país.
Casi de inmediato, el tema comenzó a salir en los medios de comunicación y desde el oficialismo se vieron obligados a tomar cartas en el asunto para intentar, al menos, demostrar un cierto grado de interés en resolverlo.
Así fue como el ex canciller Jorge Taiana inició una serie de negociaciones que eran mostradas como un éxito por los funcionarios kirchneristas (lo cierto es en medio de este conflicto, Taiana decidió renunciar a su cargo).
En junio de 2010 una importante delegación compuesta por numerosos funcionarios de Cancillería y del Ministerio de Industria de la Argentina visitaron China para destrabar la situación, aunque también en este caso regresaron con las manos vacías.
Hasta que a principios de julio la presidenta Cristina Kirchner viajó a China para firmar diversos acuerdos comerciales y, entre otros aspectos, intentar resolver el conflicto existente en torno a las exportaciones de aceite de soja.
Al advertir la rotunda negativa de los chinos, la primera mandataria argentina aseguró que “hay que desojizar la relación con China”, y abrió una serie de especulaciones interminables que aumentaban día a día.
Los funcionarios que se quedaban en el país tampoco ayudaron a resolver el conflicto.
Frustrado por el nulo avance de las negociaciones con China, en ese mismo mes de julio el Gobierno mandó al ministro de Agricultura, Julián Domínguez, a la India a que intente incrementar las ventas de aceite de soja a ese país.
Así llegamos al mes de octubre e inesperadamente mediante una comunicación oficial el gobierno chino anunció que volvería a comprar aceite de soja. Si bien el anuncio se efectivizó, se trató de algunos embarques puntuales, dicen desde el sector exportador.
En el mes de noviembre finalmente llegó a nuestro país por primera vez en la historia una delegación china encabezada por el ministro de Agricultura, Han Changfu. El encuentro fue mostrado como un éxito y nunca más se volvió a hablar del tema hasta estos días en los que quedó en evidencia el verdadero fracaso de las negociaciones.
Ante dicha perspectiva, toma relevancia la entrevista que le hiciese Jorgelina do Rosario para El Cronista al flamante embajador chino en Buenos Aires, Yin Hengmin, que desmiente la aplicación de represalias lo que deja una pregunta boyando: Si no es represalia, ¿realmente tenemos un problema de calidad de nuestras exportaciones?:
"Al igual que sus respuestas, su español resulta conciso. Sin vueltas. Como cuando señala que el tabaco del norte, el vino y el cuero son productos argentinos con gran potencial para exportar hacia el país asiático. Podríamos comprar otras cosas además de soja y aceite, se entusiasma el nuevo embajador de China en la Argentina, Yin Hengmin, aunque afirma que los empresarios locales deberían viajar y explorar más el mercado chino para incrementar el comercio bilateral. Si la Argentina exporta más productos, el intercambio comercial va a ser más sano y sostenible’, asevera.
En una entrevista exclusiva con We, la primera que concede desde que arribó al país en enero pasado, Yin desdramatiza la pelea comercial que China y la Argentina mantuvieron el año pasado, a raíz de las trabas dispuestas para el ingreso al país de productos de origen chino que derivó en la suspensión por parte del gigante asiático de las compras de aceite de soja nacional. ‘No fue una barrera comercial, fue una cuestión de calidad del producto argentino que no se correspondía con los requisitos del departamento de Inspecciones, aclara con destreza diplomática el embajador, sobre la medida unilateral dispuesta por el gobierno de Hu Jintao.
Por otra parte, Yin celebra que su país -un mercado de más 1.300 millones de habitantes- se haya convertido en un imán para las naciones de América Latina: En lo comercial, todos quieren hacer más negocios con China.
Antes de asumir su puesto diplomático en Buenos Aires, Yin se desempeñó como embajador en Perú (2004-2007) y en México (2007-2010).
> Este año, China saltó al tercer puesto en la inversión extranjera directa en la Argentina, con la compra de activos argentinos de Pan American Energy y de Occidental Petroleum. ¿Cuál es el potencial que se observa en el petróleo del país?
Esta operación compra-venta es una iniciativa de los empresarios, y ellos acuerdan operaciones según sus intereses. Nosotros apoyamos a las empresas chinas para invertir en la Argentina. Siempre que hay buenos proyectos, vienen más inversiones. Pero las inversiones chinas se hacen en proyectos muy variados, como la minería, la infraestructura, la construcción. No se limita al sector energético.
> La semana pasada se supo que la Argentina busca exportar maíz hacia China.
No quiero referirme específicamente al maíz, porque no cuento con esta información, pero el mercado chino está abierto para productos argentinos. No ponemos ninguna barrera comercial contra ningún producto argentino. La Argentina tiene un comercio bilateral con China de unos US$ 14.000 millones, y en esta cantidad, nosotros tenemos un poco de déficit. Pero eso no importa. Lo importante es incrementar el volumen comercial, así se benefician las dos partes.
> ¿En qué momento se encuentran las relaciones bilaterales de comercio?
Se encuentran en un excelente momento. Tenemos una asociación estratégica y un alto nivel de relaciones bilaterales.
> ¿Cómo califica la visita oficial que hizo Cristina Kirchner a China en 2010?
La visita fue un éxito. Se firmaron más de 10 convenios por US$ 9.000 millones. Estamos trabajando para ponerlos en práctica y encontrar más proyectos de cooperación entre ambas partes. El comercio va bien. China tiene déficit, China importa más que la Argentina. Tenemos el volumen de importación de US$ 6.800 millones, y la Argentina importa menos, US$ 6.100 millones. Nosotros no tenemos queja en el déficit que tenemos en el comercio con la Argentina. (N. de R.: según datos oficiales de la Argentina, el país es el que tiene un déficit de unos US$ 1.500 millones en su balanza comercial con China). Cuando el comercio se incrementa, muestra buenas relaciones entre ambas partes. A veces tenemos quejas con algunas medidas que pone la Argentina con algunos productos. Es normal que existan conflictos o roces entre socios comerciales. Existen entre los Estados Unidos y Japón, entre los EE.UU. y la Unión Europea, y entre cualquier país con China. Pero lo importantes es cómo se enfrentan estos conflictos y cómo se solucionan.
> En mayo del año pasado, China dejó de comprar aceite de soja argentino. Luego de seis meses, dio marcha atrás con esa medida y se volvió a comprar. ¿Consistió en una señal por las barreras que el país coloca a los productos chinos?
No fue una barrera comercial, fue una cuestión de calidad del producto argentino que no se correspondía con los requisitos del departamento de Inspecciones. Y por eso se suspendió por un momento. Cualquier producto, para exportarse, tiene que cumplir los requisitos del mercado. Sino no puede entrar. Es natural.
> Cuando tiene reuniones con autoridades del país, ¿se habla sobre las trabas a las importaciones?
Hay consultas de ambas partes sobre el tema, e intentamos solucionar en el futuro los conflictos con diálogos y consulta.
> ¿Cuál es la posición de China ante estos conflictos?
Dialogar y solucionarlo en la mesa. Con negociaciones y consultas, no con restricciones ni represalias, para que el comercio se desarrolle en un ambiente amistoso. Nosotros somos optimistas sobre el futuro desarrollo de comercio bilateral. En la Argentina hay un gran abanico de productos que pueden ser exportados a China. Por ejemplo, el vino. En la Argentina los vinos son buenos, unos mejores que otros, pero no hay vinos malos. China es un gran mercado. Creo que el país podría exportar más. En este momento, China tiene muchas inversiones energéticas, de infraestructura, en el sector minero. Pero si hay buenos proyectos en otros sectores, también podríamos invertir.
> ¿Considera que la Argentina debería diversificar sus exportaciones?
Sí. Hoy, un gran porcentaje de las exportaciones argentinas hacia China se concentran en soja y aceites. Si la Argentina exportara más productos, el intercambio comercial va a ser más sano y sostenible. Y en la Argentina hay muchos productos con gran potencial para la exportación.
> ¿En qué productos observa potencial?
La diversificación debe hacerla la Argentina, especialmente los empresarios. Nosotros estamos abiertos. Si quieren diversificar su exportación, los empresarios argentinos deben conocer, explorar aún más el mercado chino. Es un gran mercado. El Gobierno puede orientar, establecer plataformas y crear oportunidades para que los empresarios vayan a China a ofrecer sus productos. Así se logrará la diversificación.
> ¿Esta diversificación vendría del lado de las commodities?
Podríamos comprar otras cosas además de soja y aceite. Por ejemplo, podríamos importar cuero argentino. O el tabaco. El del norte del país es un buen tabaco, China puede importarlo. Los empresarios tienen que conocer las necesidades de China.
> ¿Los empresarios tienen que viajar más?
Sí, yo creo que sí. Tienen que participar en seminarios, en ferias allá.
> En los convenios que se firmaron durante la visita de la presidente argentina a China, se concretó la compra de trenes y subtes por más de US$ 9.000 millones. ¿Cómo avanzan esos acuerdos?
No voy a entrar en detalles, pero quiero destacar que, actualmente, China es el país con mayor cantidad de kilómetros de ferrocarriles de alta velocidad. Además, tiene desde hace muchos años una red ferroviaria completa. Tenemos mucha experiencia en el sector, y producimos vagones y locomotoras muy buenas con un precio competitivo. Con la Argentina tenemos proyectos en la ciudad de Buenos Aires y en Córdoba se intenta comprar y construir el subte.
> ¿Pero se está avanzando con estos convenios?
Avanzando, sí.
> En el panorama regional, ¿qué rol juega América Latina para las inversiones chinas?
Tenemos US$ 11.000 millones de inversiones chinas en toda América Latina. Están concentradas en países como Brasil, Venezuela, Argentina. Esta cantidad es muy significativa, porque ocupa el 18% de la inversión extranjera china total. Y sigue creciendo.
> ¿Brasil continúa primero en el ranking en inversiones?
Brasil es el primer socio comercial de China en toda América Latina. Con Brasil tenemos un comercio bilateral mucho mayor; es cinco veces el volumen entre China y la Argentina, unos US$ 62.500 millones. Compramos más de lo que vendemos, tenemos déficit con ese país. Brasil es mucho más grande que la Argentina, mientras que Chile es más pequeño que este país. Pero Chile tiene un volumen comercial con China de casi el doble que el de la Argentina: US$ 25.000 millones. Como Brasil, Chile también ostenta superávit en su comercio con China. Grande o pequeño, todos son buenos socios comerciales. Lo importante es conocer y explorar el mercado chino para vender más cosas. A mi juicio, el vino argentino es excelente, pero los chilenos entraron a nuestro mercado mucho antes que la Argentina. Entonces, el país tiene que trabajar más para alcanzar un porcentaje en el mercado chino. Además, Chile fue el primer país en firmar un TLC (Tratado de Libre Comercio) con China. Y se beneficia mucho de este tratado: exporta más y trae inversiones a su país. Un TLC conviene al país que firma con nosotros.
> ¿Considera que la Argentina debería instaurar un libre comercio con China?
Ésa ya sería una decisión del gobierno argentino. Por eso pongo el ejemplo de Chile, un pequeño país pero con un volumen comercial de casi el doble que el que se mantiene con la Argentina. Le conviene a ambas partes.
> Durante la visita de Cristina Kirchner a China en 2010, hubo un pedido formal de la Presidenta de que lleguen más empresarios chinos al país.
Sí, están viniendo. La Argentina dice que necesita más inversión y turismo chino, pero ahora la visa es una barrera. Es muy complicado conseguir la visa argentina para entrar, los empresarios a veces van a Chile y vuelven otra vez. Y los empresarios siempre tienen agendas muy apuradas.
> ¿Cuántas empresas chinas se instalaron en la Argentina?
Tenemos entre 20 y 25 empresas importantes en la Argentina en los rubros de petróleo, telecomunicación, infraestructura. Vienen empresarios para investigar el mercado y las necesidades del país. Esto es bueno, sano y positivo. Porque el Gobierno pone la plataforma y creamos condiciones para que los empresarios tengan más oportunidades. Me da mucho gusto ver el intercambio entre los dos países.
> Usted también fue embajador en Perú y México. ¿Encuentra algunas similitudes de estos países con la Argentina?
A pesar de las diferencias culturales, hay similitudes en el desarrollo. La Argentina es un país grande e importante dentro del Grupo de los 20. China y la Argentina estamos en el mismo grupo y tenemos una cooperación espléndida dentro del G-20, tenemos que trabajar juntos para hacer reformas sobre el sistema económico y financiero del mundo, para establecer nuevas reglas de juego entre los países desarrollados y aquellos que están en desarrollo. Además, hay una posición similar entre los países latinoamericanos en otorgar gran importancia a sus relaciones con China. En lo político, podemos trabajar juntos en los foros internacionales. Ahora existen muchos temas importantes para trabajar, como la crisis financiera, el cambio climático. Y en lo comercial, todos quieren hacer más negocios con China".