Las definiciones políticas de los presidentes de Brasil y la Argentina al inicio del año 2011, marcan con total claridad porque Brasil crece y se desarrolla mientras la Argentina se aleja de los países desarrollados , por querer mantener políticas pasadas de moda de sustitución de importaciones como las implementadas en el país hace 60 años, causa principal de nuestra decadencia económica y social, si la comparamos con nuestros vecinos y competidores.
Mientras la nueva presidente Dilma Rousseff apoya y profundiza las políticas de estado del gobierno del ex presidente Lula da Silva, en nuestro país la presidente Cristina Kischner confirma su estilo de gestión y las distorsivas políticas económicas para integrarnos en forma permanente al mundo desarrollado. Con la aprobación del presupuesto 2011 por medio de un DNU, a demostrado que no está dispuesta a dialogar y consensuar ninguna de las políticas de estado que necesita el país, salvo que sean sus propuestas sin ninguna modificación.
Brasil hace 16 años que vienen aplicando las mismas políticas de estado que permitieron sacar a 30 millones de brasileños de la pobreza mientras que nosotros queremos seguir con políticas, que a pesar de los grandes recursos que ingresaron al país en los últimos ocho años por la suba de los comodities, seguimos teniendo 12 millones de pobres , 40% de los trabajadores están en negro y mantenemos impuestos distorsivos que han provocado la mayor concentración de la riqueza, por un manejo centralizado y discrecional en la distribución del 78% de los impuestos nacionales que provoco la desaparición del federalismo.
En Brasil funcionan a pleno todas las instituciones de la republica, el Banco Central defiende el valor de la moneda y su estrategia principal es el combate a la inflación. El país está abierto a todos los mercados del mundo, no existen derechos de exportación, se elimino el impuesto al cheque, y el IVA es diferencial para el consumo entre pobres y ricos. Tiene políticas de estado para fomentar la competividad y exporta a todos los mercados para abastecer mejor el consumo interno. Simultáneamente implementaron políticas para atender las necesidades básicas de todos los desposeídos y asegura a todos los pequeños productores el arraigamiento en sus lugares de residencia y trabajo con políticas sociales pagado con recursos por caja única del estado. Esto lo pudieron hacer porque hubo crecimiento sostenido y un planificado desarrollo basado en la exportación de todo lo que se produce y transforma respetando la distribución de los recursos según las atribuciones de los estados federales.
En Brasil el desarrollo de la ganadería se concreto tomando como referencia los indicadores de mercados internacionales, todas las exportaciones de granos la referencia principal son los mercados a futuro operados por los mismos exportadores que actúan en la argentina y que operan por intermedio de trading para colocar su compra en todos los mercados mundiales, las industrias semilleras invierten en el desarrollo de la biotecnología porque hay una legislación que protege sus inversiones y los productores tienen políticas de estado que fomentan el uso del seguro para proteger sus inversiones, entre otras políticas especificas desarrollas en los últimos 16 años.
En Brasil el manejo de la administración pública lo realiza una elite profesional que ingresa por concurso y sus embajadores son de carrera para atender con más transparencia y objetividad los intereses de su país en el exterior.
En Brasil funciona una ley electoral respetada por mayoría y minoría, que estableció el voto electrónico y la boleta única para terminar con la demagogia y el clientelismo electoral, que les permitió salir del bipartidismo dando posibilidad a las nuevas fuerzas políticas como ocurrió con el partido de Lula que lo llevo a la presidencia. Todos los sectores y las corporaciones para concretar las políticas de estado trabajan en el poder legislativo. El sector agropecuario se unió en el año 1964 para hacer lobby en el Congreso en la Confederación Nacional de Entidades Agropecuarias.
Mientras que Brasil profundiza sus exitosas políticas para integrarse al mundo, la Argentina hace todo lo contrario, manteniendo políticas económicas que terminan perjudicando principalmente a los más pobres. Convalida una inflación de casi un 30%, aumenta el gasto público improductivo con subsidios distorsivos para la formación de los precios, el Banco Central ha dejado de proteger la moneda, el INDEC sigue mintiendo agravando con su gestión la desaparición del crédito para la inversión y el desarrollo del país. La falta de energía es un limitante estructural para el crecimiento como se pudo observar en el mes diciembre pasado que la demanda supero la generación de energía. Además de cobrarle al empresario por exportar tiene un sistema de cupo a los exportadores sin el respaldo de alguna norma formal que lo convierte en totalmente discrecional e imprevisible. Por otro lado se limitan las importaciones para conservar las reservas, encareciendo los productos internos y desmejorando su calidad por falta de competencia.
La conclusión es que el gobierno de Cristina Kischner con las actuales políticas ha hecho desaparecer el funcionamiento de las instituciones y los mercados como el sistema de fijación de los precios de los bienes y el estado claudico en su rol de ordenador, por falta de transparencia y ecuanimidad en sus actos por proteger a la nueva burocracia nacional amigos del gobierno, provocando con su acción una generalizada corrupción que es urgente corregir si no se quiere agravar la actual situación.
El ejemplo paradigmático de todo lo expresado más arriba, es lo que está ocurriendo actualmente con el mercado de trigo y el reclamo del sector agropecuario. El problema no son los ROE sino la posibilidad que tiene el gobierno por medio del ONCCA de intervenir en todo el negocio empresario y en todos los mercados, motivo por el cual la única solución concreta para mejorar la relación con el sector más eficiente de la economía es volver a la ONCCA del año 1996 y liberar todos los mercados para poder aumentar las producciones y las exportaciones.
El desacople de los precios internos de los externos es imposible de sostener por mucho tiempo sin pagar costos muy altos los consumidores y el mismo gobierno que lo implemento, como está ocurriendo con la carne y el pan. Con las medidas de fin de año el gobierno sigue promoviendo la inflación y vendiendo la ilusión de un estado de bienestar por un mayor consumo, para poder aprovecharlo en el año electoral si el tiempo del sinceramiento economico los puede demorar hasta el 2012 para corregir el actual mamarracho economico.
No hay que olvidarse que de este boom de consumo esta disfrutando solamente un tercio de la población del país. Los otros dos tercios y el interior del país están expectantes de nuevas políticas y más transparentes para poder mejorar la situación general del país. La oposición tiene la obligación y responsabilidad de hacer propuestas de cambio para empezar a igualar a todas las regiones y a todos los ciudadanos. No alcanza con ponderar solamente lo que hace Brasil. Es necesario que nuestra dirigencia empresarial y politica concrete dichos cambios, si quiere ver cambiar a la Argentina en algunos años, con un plan de crecimiento y desarrollo planificado en base a la educación, a la innovación y a modernas gestiones empresariales que integren definitivamente al país al mundo globalizado.