Si alguna expectativa despierta la reunión que tendrán el miércoles próximo el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y la Comisión de Enlace de entidades rurales es la de tratar de descubrir cómo harán los protagonistas de uno y otro lado para no transmitir la idea de que ese encuentro se trata de una película repetida.
Ese film se exhibió en continuado entre marzo y julio de 2008: el Gobierno convocando a los ruralistas sabiendo de antemano que no responderá positivamente a ninguno de sus reclamos. Al término de la reunión, los dirigentes saldrán con cara de enojados y anunciarán protestas.
¿Habrá en esta remake algún final distinto? Aunque algunos actores no son los mismos de la primera versión, es díficil predecirlo. De un lado está el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, en el rol protagónico del "bueno de la película". A quien quiera oírlo le dice: "Yo estoy del lado del productor". ¿Significa eso que tiene las herramientas para que la industria molinera o los exportadores paguen el FAS teórico? No. Salvo en las declaraciones públicas y en los promocionados créditos del Banco Nación para retener el cereal, en la cartera agrícola no se encuentra la solución del problema de la falta de reconocimiento a un precio justo. Es decir, la restitución de la competencia entre los factores de la demanda para que el mercado reviva.
Fuentes de Agricultura dijeron que Domínguez reiterará a la Comisión de Enlace todas las explicaciones que ha venido dando hasta el momento, tales como la liberación de ROE verde por dos millones de toneladas en los últimos dos meses y los créditos del Nación. Para los funcionarios de Paseo Colón, se trata de discutir qué hacer con la abundancia de la cosecha, estimada en 14,5 millones de toneladas.
Como héroe bueno, Domínguez tratará de que los personajes protagónicos que tendrá frente a él no pretendan cambiar el género de la película. Se esforzará al máximo para que siga siendo una comedia de enredos y no una de guerra. Sabe que su principal misión, ordenada por la directora del film, la presidenta Cristina Kirchner, es que el campo no vuelva a las rutas como en 2008. Domínguez tiene una ventaja: la Comisión de Enlace está siguiendo al pie de la letra el guión de una comedia de enredos. Un día después de que las entidades acepten la invitación del ministro de Agricultura para discutir la situación del trigo, la Federación Agraria Argentina (FAA) anunció para pasado mañana un tractorazo frente a una planta de acopio de Cargill, en Rufino. Frente a la opinión pública, la Rural, Confederaciones Rurales y Coninagro quedaron descolocadas. Algunos voceros ruralistas admitían que más de un dirigente estaba "caminando por las paredes" de bronca contra Eduardo Buzzi, presidente de la FAA. En ese estado, no es difícil predecir el poco éxito que puede tener una eventual medida de protesta conjunta. Alcanza con leer los comentarios de la red social Twitter para percibir las diferencias que separan a gran parte de los productores con la dirigencia rural.
Mientras tanto, el verdadero "malo de la película", el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no aparece en la pantalla. Como los verdaderos malvados, parece reirse con una sonrisa maligna mientras el "bueno" y los "muchachos bien intencionados" simulan discutir entre ellos.
En alza
"Es una lástima lo que está ocurriendo con el trigo porque el mercado, por las inundaciones en Australia y la sequía que hubo en Rusia y Ucrania, está muy demandado", explicó el analista Ricardo Baccarin, de Panagrícola. "Muchos están optando por embolsar y retener todo lo que puedan", dijo. "Sólo se está pagando el FAS teórico por mercadería en condición especial", añadió.
Para los analistas, a esta altura, la única opción disponible para descomprimir la tensión es liberar el mercado. "Cuando hubo competencia entre la molinería y los exportadores, nunca faltó trigo para el mercado interno", recordó Javier Buján, de Kimei Cereales. "Ni siquiera todos los molinos se están beneficiando de esta situación, las industrias medianas y pequeñas no pueden sostener financieramente los atrasos en los pagos de las compensaciones como lo hacen los grandes, que además, están vendiendo la harina al mismo precio que hace cuatro años", advirtió.
Mientras la cosecha de trigo está en un callejón sin salida, la sequía golpea fuerte al maíz. Las poco más de dos millones de hectáreas que restan sembrar con soja se juegan a suerte y verdad con el clima las próximas semanas. En este caso, el final de la película es abierto y muchos esperan que, a diferencia de lo que ocurrió en 2009, sea feliz.