Los acumulados mensuales se movieron entre 40 milímetros de piso y un techo de 80 milímetros, con escasas excepciones. Si consideramos las zonas mejor provistas, igual estamos con marcas que quedan por debajo de la media mensual, en muchos casos más del cincuenta por ciento. Las reservas de humedad ganadas con anterioridad cobran una importancia destacada, al concretarse este retroceso pluvial en momentos en que las condiciones atmosféricas se vuelven más exigentes. Es decir, con un contexto pluvial empobrecido comienzan a consumirse reservas. Las mismas serán un soporte temporario, siendo necesaria una perentoria mejora en la oferta de agua.

De lo descripto, puede decirse que la zona agrícola del NEA esta acusando impacto de la presencia de La Niña. La zona deficitaria no se limita a esta región sino que se ha extendido por la mayor parte de SF, gran parte de la Mesopotamia, sur de Brasil y las principales zonas agrícolas de Uruguay. La frecuencia de eventos no ha sido baja pero en general los desarrollos nubosos no han alcanzado un despliegue vertical capaz de dejar precipitaciones destacadas. Esta falla dinámica se vincula a condiciones mayormente estables que predominaron en las capas medias y altas de la atmósfera. Será calve ver como se modifica esta dinámica en lo que resta del año. La convección (movimientos de ascenso) que generan los importantes calentamientos superficiales debería ser suficiente como para desarrollar nubes de tipo cumulonimbus (gran desarrollo vertical). Este tipo de nubosidad es la que aporta lluvias de milimetrajes importantes y también plantea el riesgo de tiempo severo. Por el momento el corto plazo, mantiene la continuidad de lluvias escasas o con milimetrajes bajos.

Si bien las últimas jornadas de octubre presentaron registros de temperatura máxima muy elevadas, el mes pasado arrojo promedios que se ubicaron por debajo de los valores normales mensuales tanto para la máxima como para la mínima. La nubosidad estratiforme contribuyó a reducir la insolación y posiblemente esto haya moderado las máximas.

La tendencia climática para lo que resta del año no es favorable. La zona algodonera principal deberá desandar lo que resta de la primavera y posiblemente el comienzo del verano dentro de un contexto de riesgo aumentado respecto de las deficiencias pluviales. Esto no quiere decir que no vayan a observarse precipitaciones, simplemente se impone un escenario con lluvias por debajo de los valores normales como el más probable. La esperanza podría llegar desde el oeste, es decir desde el NOA. Normalmente el último bimestre del año muestra un aumento pluvial destacado en este sector, el cual podría influir benéficamente sobre el oeste del NEA, aunque es difícil establecer una línea de transición.

De acuerdo a lo expuesto y teniendo en cuenta las evidencias que ha dejado octubre mas los pronósticos de corto y mediano plazo, las reservas de humedad se irán ajustando y es probable que los primeros pasos de la soja y de la gruesa en general no sean los mas favorables en la zona.

  • Por CCA - exclusivo Agrositio.com
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