Si Mozart viviera sería oportuno ir encargándole un nuevo Requiem. La que
parece lo va a necesitar pronto es la Mesa de Enlace. El bloque de entidades
rurales que nació en 2008 para enfrentar al gobierno de los Kirchner, y se
transformó en un fenómeno político que quedará en los manuales de historia,
desde hace meses que agoniza. Y muy cerca parece estar el día de su muerte.
Ninguno de sus integrantes la va a matar antes de tiempo. Pero Eduardo Buzzi,
líder de la Federación Agraria, lanzó ayer una frase que sonó a empezar a
cavarle la tumba. Luego de quejarse porque las gremiales del agro, en su versión
unida, no logran respuestas, disparó: “La Mesa de Enlace es un signo de este
tiempo que permanecerá como custodio ante una nueva agresión al sector”.
Clarísimo. Al menos para Federación Agraria, representativa de un segmento de
productores chicos, la Mesa de Enlace deberá convertirse de aquí en más en una
suerte de Cid Campeador, cuyo cadáver pusieron a cabalgar sus soldados para
amedrentar al enemigo en la última batalla. Esto es, la unidad se justifica sólo
si hay una nueva “agresión” del kirchnerismo, como fue la Resolución 125.
El problema es que desde hace bastante tiempo, al menos en público, el Gobierno K ha dejado de ubicar al campo como uno de sus enemigos. Por el contrario, el ministro Julián Domínguez se ha convertido en uno de los favoritos de Cristina Kirchner a costa de sonreír y enviar mensajes conciliadores. Domínguez no pone reparos en reunirse con nadie por separado. El límite para el diálogo es, justo, la Mesa de Enlace.
Buzzi comprendió que la única manera de obtener algo era ir por separado. Se
queja además de que sus socios (especialmente Mario Llambías, de CRA, y Hugo
Luis Biolcati, de la Sociedad Rural) parecen haber resignado toda posibilidad de
negociación a la espera de que cambie de manos el gobierno a fines de 2011.
Pragmático, el federado ya obtuvo fondos oficiales para chacareros afectados por
la sequía. Ayer se reunió con Domínguez para negociar un plan de contención para
jóvenes en el campo. Y en los próximos días firmará otro pacto para porcinos.
“Hoy no está más Néstor Kirchner y se da una oportunidad histórica de cambiar
el estilo, ingresar en una etapa de distensión y acuerdo. Es más, el Gobierno
debería empezar a distinguir los diferentes sectores del campo argentino”,
abundó Buzzi. Que fue más allá y dijo que “no tendría problema en ir a hablar
con la Presidenta. Eso no me va a transformar en un traidor de la causa
agropecuaria”.
A días de la muerte de Kirchner, los dichos de Buzzi sonaron a extrema unción
para su gran adversaria, la Mesa de Enlace. La FAA incluso recurrió ayer a un
archienemigo, el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, para que modifique las
normas con que los ganaderos deben pagar Ganancias. Según la entidad, debido a
la fuerte suba de la hacienda los productores deberán liquidar hasta 24% de su
stock para abonar el impuesto. “Si quiere tener relaciones normales con su
sector agropecuario, el Gobierno debería comenzar a pensar este tipo de
cuestiones”, dijo Buzzi.
Heridos tras una visita
La Comisión de Agricultura de Diputados se convirtió en un hervidero luego de recibir el martes la visita del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. Integrantes de varios bloques fustigaron al titular de ese cuerpo, el radical Ricardo Buryaile, debido a que habría aceptado que el funcionario kirchnerista expusiera allí sobre evasión en el sector agropecuario sin contestar preguntas incómodas sobre su propia situación judicial.
Desde hace meses, Echegaray es investigado por irregularidades en la entrega de millonarios subsidios de la ONCCA. E incluso fue denunciado penalmente por varios diputados por su probada vinculación con un feed lot armado con posibles testaferros. Sin embargo, el funcionario no pasó incomodidad y se limitó a lanzar datos de la evasión agrícola, ante una platea formada por el oficialismo y unos pocos radicales.
Ante esa situación, diputados del PRO, el Peronismo Federal, el GEN y la Coalición Cívica se enojaron bastante con Buryaile, en una interna que ya trascendió la Comisión y llegó hasta los jefes de los distintos bloques.