En efecto, ajustando el tipo de cambio por la inflación nuestra y la de EEUU, todo en moneda de ahora, en 2002 estaba en $/U$S 7 y ahora está en $/U$S 3,89. El promedio histórico desde 1870-2010 del tipo de cambio real libre está en $/U$S 4,33 que es lo que piden algunos sectores productivos.
Sin embargo, debemos recordar que Brasil revaluó su moneda (pasó de 3,80 reales por dólar a 1,75 reales por dólar, o sea, bajó también a la mitad su tipo de cambio real, ya que no tuvo inflación significativa). Lo mismo pasó con el euro, el peso chileno y otras monedas. Así que tomando el tipo de cambio con los países que exportamos (tipo de cambio real multilateral), resulta que $/U$S 3,89 está bien aproximadamente, desde el punto de vista comercial. Si esto fuera cierto, debería haber superávit comercial, lo cual se verifica perfectamente en estos últimos años.
De todas maneras, este tipo de cambio real con los países a los que les exportamos, es mucho menor que en años anteriores. Por lo tanto, uno de los pilares del "modelo productivo" el "tipo de cambio real alto" ya no está más. El otro pilar del actual modelo era el del "superávit fiscal", que ahora ha desaparecido también, debido no a la falta de recursos, sino al extraordinario aumento del gasto público. El modelo está funcionando sin sus dos pilares básicos por lo cual debe apelar a otras variables muletas para seguir adelante, aunque sea de una manera distinta.
Demasiadas exigencias alternativas para una sola variable
La gente tiene la cabeza dolarizada en materia de dinero. No ahorra mayormente en pesos, salvo en el corto plazo. Cuando tiene un mínimo sobrante de dinero de mediano o largo plazo, compra dólares. Los guarde en el colchón o los remita a otro lado, eso significa una salida de capitales. Ésta se ubica en unos 12.000/13.000 millones de dólares por año. Este monto es parecido al superávit de la cuenta corriente, por eso es que las reservas internacionales en los últimos años no están aumentando: lo que ganamos por el lado comercial, lo perdemos por la salida de capitales. Por más que les decimos que "el tipo de cambio multilateral esta bien", la gente responde "no sé que será eso, pero a mí déme dólares americanos, que los veo baratos".
El Gobierno está usando como "ancla" el tipo de cambio, es decir, lo incrementa menos que la inflación, para frenar el aumento de los precios, tanto de los productos exportables, como de los de importación. Esto puede frenar un poco los precios, pero puede traer menor superávit o eventualmente déficit comercial según el grado en que se aplique la medida, y por lo tanto, menos reservas. A su vez, el Gobierno también esta usando las reservas para efectuar pagos que corresponden al Tesoro Nacional. Hay pues tres presiones sobre el mercado de divisas: los ahorristas con su demanda de dólares, el Gobierno, para pagos de deudas con reservas, y el "ancla antiinflacionaria" que usada en grado relevante, provoca un menor balance comercial. Son demasiados objetivos para una sola variable, más aún si se tiene en cuenta que estamos entrando en un año electoral que se presenta neblinoso.
Largo Plazo, drama argentino
En el gráfico del tipo de cambio, podemos ver el drama argentino. Cuando hay confianza en el país, como ocurrió desde 1880 hasta 1930, entran capitales y el tipo de cambio real se ubica en $/U$S2 ,75, bastante por debajo del promedio histórico que es $/U$S 4,33. Esto ocurrió también después por cortos períodos de confianza como 1980 y algunos años de la convertibilidad. Pero a partir de la caída institucional de 1930 y luego de los "catastróficos errores" posteriores, como los llama Hamish McRae en su libro El Mundo en 2020 (p 205), la salida de capitales se fue acentuado y el tipo de cambio ($/U$S 6,21) fue mucho más alto que el promedio y mucho más volátil ya que en algunos años llegó a más de $/U$S 12 expresado en moneda actual, especialmente los momentos de shock (Rodrigazo, Hiperinflación).
O sea que si a partir de 2011 hubiera, supongamos, un gobierno que generará políticas que merezcan la confianza de los argentinos y del resto del mundo, no saldrían más los capitales sino que incluso podrían entrar. Pero esto llevaría el tipo de cambio a $/U$S 2,75, con lo cual muchas actividades que hoy funcionan con dificultades con un tipo de cambio de $/U$S 3,89, no podrían funcionar y se requeriría un cambio estructural de la producción, como el que ocurrió en España en los 80 o en Chile o Brasil más recientemente. Hay muchos sectores que se pueden oponer a este cambio estructural.
Pero, a su vez, supongamos, por otro lado, que viniera en 2011 un gobierno que no lograra generar confianza. En ese caso, seguiría saliendo capital como en los últimos años (unos U$S 12.000 millones por año, en promedio) y entraría poca inversión externa directa. Con lo cual la formación de capital sería insuficiente para permitir una ocupación genuina de la gente. ¿Qué significa esto? Que la pobreza seguiría aumentando, como viene ocurriendo estructuralmente, con oscilaciones, desde 1983. Entre estas dos alternativas de planteo estratégico se mueve la Argentina en los últimos 80 años. Este es el drama argentino, y el que lo solucione pasará a la historia.