En los últimos años del siglo pasado y en lo que va del presente se han producido cambios profundos en el sector agropecuario, promovidos entre otras cosas por el crecimiento y expansión del cultivo de la soja; durante mucho tiempo la provincia de Santa Fe, por su naturaleza y tradición agrícola, especialmente en su porción sur de pampa húmeda, fue la que detentó la mayor superficie implantada y el mayor volumen de producción.
A pesar de que esa expansión aún continúa en otras zonas del centro y norte provincial desplazando a otros cultivos y producciones regionales como el algodón, el arroz, la caña de azúcar, la invernada bovina y el tambo, la tasa de incremento de superficie ha disminuido en comparación a otros años, debido posiblemente a la restricción de tierras con alguna aptitud para la agricultura.
Paralelamente, en otras provincias vecinas donde esa expansión sojera se inició más tardíamente, continúan incrementándose las hectáreas sembradas en sustitución de otros cultivos, tal como ocurrió en Santa Fe, pero también ganando espacio en áreas boscosas con características de suelos y climas de ambientes subhúmedos y semiáridos de particular fragilidad ambiental.
Esta significativa expansión se pudo hacer en gran medida por los avances e innovaciones tecnológicas, las capacidades de los agricultores, la fuerte y sostenida demanda del poroto, las inversiones agroindustriales y la mejora real de su precio relativo –devaluación y precios internacionales-. Ello determinó un escenario de un gran negocio para el sector y para el país.
No obstante ello, y depende desde dónde se lo mire, para algunos lo expuesto significa un modelo agro exportador exitoso, y para otros es un peligro para la sostenibilidad en lo ambiental y en lo social. Tal vez lo más razonable no sería suprimir alguna de estas visiones (ambas tienen fortalezas y debilidades) sino mas bien considerarlas útiles desde un enfoque complementario que permita diseñar estrategias que las armonicen y puedan ser aprovechadas al máximo.
En tal sentido el Consejo del Centro Regional Santa Fe del INTA tiene el compromiso para con la comunidad santafesina de aportar algunas ideas y sugerencias con relación a conceptos surgidos como productos de talleres y reuniones con dirigentes y productores agropecuarios, a fin de profundizar y avanzar en acciones que hagan al desarrollo socio-económico de las regiones, procurando armonizar las tres dimensiones de la sostenibilidad: la económica, la ambiental y la social.
El proceso de "sojificación" y los factores que lo favorecieron
El crecimiento de la soja y sus derivados en la Argentina en los últimos 30 años se ha constituido en un fenómeno trascendente y fundamental para el país, tanto desde el punto de vista económico como social. Para la campaña 2002/03, la soja representó más del 50% del total de los granos producidos, considerando los cinco cultivos mas difundidos en la pampa húmeda.
La matriz de consumo interno y de exportación muestra que alrededor del 5% de las harinas y el 10% de los aceites de soja se consumen en el mercado interno, mientras que en Brasil los porcentajes son del 30 y 70%, respectivamente. La orientación exportadora llevó al complejo sojero a concentrar el 24% de las exportaciones durante el primer semestre del año 2003. Este porcentaje equivale a 3.500 millones de dólares que sirvieron para estabilizar el mercado cambiario y mejorar los ingresos fiscales del Estado Nacional; esto anualizado representa una cifra aproximada a los 7.000 millones de dólares.
Lo anterior implica que el sector agropecuario, especialmente en la pampa húmeda, ha tornado hacia un modelo de "especialización sojera" , que se expande rápidamente hacia regiones extrapampeanas, al que muchos definen como el proceso de "sojificación", y el nuevo paradigma de la agricultura argentina basado en los materiales transgénicos y la siembra directa.
Múltiples factores han incidido para que esto ocurra. Como se ha mencionado anteriormente existe un mercado muy firme para la exportación de soja y sus derivados y sin signos de saturación al menos en el corto plazo; además, la variación en el tipo de cambio ha impactado favorablemente sobre la renta de los sistemas agrícolas. Por otra parte, y no menos importante y anterior a estos factores mencionados, el desarrollo de técnicas de producción innovadoras de la soja que facilitaron y eficientizaron el proceso, han profundizado aún más las "asimetrías tecnológicas" respectos a cultivos alternativos tales como el maíz, el sorgo y el algodón entre otros.
Estas asimetrías tecnológicas son las que definen el nivel de "dificultades en la gestión productiva, logística, comercial y financiera" en una actividad agrícola determinada; y estos factores son críticos al momento de utilizar estrategias que permitan a los empresarios apropiarse de beneficios por bajas en los costos que emergen de la factibilidad de aprovechar el "efecto escala" y/o el "efecto tamaño" en las empresas. En estas estrategias el "modelo soja" está demostrando ser imbatible. Hay que imaginar el diferencial de esfuerzos de gerenciamiento que significa por ejemplo producir, cosechar, transportar y vender la producción de 1.000 ha de soja vs. 1.000 ha de otra producción alternativa. Esto ayudaría a explicar por qué ante situaciones en que los márgenes brutos de otras producciones puedan ser mayores a los de la soja, y a riesgos productivos y comerciales similares, los productores rurales –sobre todos aquellos considerados grandes– deciden sembrar soja.
A este contexto se agrega el efecto de los precios actuales que actúan como un elemento sinergizante que se refleja también en un desproporcionado aumento del valor de la tierra. En gran parte por el efecto de la soja la cotización de los campos alcanzó valores históricos de aumentos de hasta el 50% en un año, mientras que los campos de invernada y de cría ascendieron en menor medida en su cotización.
Además de los precios coyunturales unidos al efecto baja de costos provocados por la variación en el tipo de cambio real a partir de enero de 2002, este proceso también a coadyuvado a la recuperación de muchos productores al poder cubrir endeudamientos de vieja data; pero también es cierto reconocer que todavía existe una amplia franja de pequeños productores que no pueden aprovechar estas ventajas del mercado por imposibilidades dadas por factores relacionados a la escala y al tamaño de las empresas, disponibilidad tecnológica y acceso al capital, corriéndose el riesgo de un deterioro del capital social que atenta contra el desarrollo socio-económico y el "tejido local" de las regiones.
El proceso no se detiene en la pampa húmeda; la aplicación de estos "paquetes técnicos" han hecho posible alcanzar buenas producciones en zonas consideradas marginales o no tradicionales y de mayor vulnerabilidad agro ecológica y económica, tales como el área central de Entre Ríos, Santiago de Estero y otras regiones especialmente del NEA, con efectos económicos globales altamente positivos pero difíciles de evaluar en términos de sus costos colaterales ecológicos y sociales.
Efectos de la expansión sojera
Más allá de los aspectos relacionados a la producción primaria, el crecimiento de la soja ha tenido efectos positivos sobre las actividades locales y de las PyMes agroindustriales en particular. Muchas empresas de maquinarias agrícolas han puesto en marcha planes de inversiones destinados a continuar con la incorporación de tecnología y mejoramiento y ampliación de sus plantas para así aumentar sus capacidades productivas. Mientras otras han incrementado sustancialmente su producción durante el 2003 comparado con el año anterior. Todo ello con los consiguientes beneficios de creación (o recuperación) de puestos de trabajo.
También es dable aclarar que no debería confundirse crecimiento económico con desarrollo. En numerosas comunidades extrapampeanas existe como consecuencia de la sojificación una gran expansión económica, pero esto se da generalmente en manos de unos pocos, considerados "grandes" y que sistemáticamente trasladan los recursos generados hacia fuera de la región donde se originan; en consecuencia la calidad de vida –indicador clave en el desarrollo– de los habitantes del lugar no mejora significativamente y las zonas rurales se siguen despoblando. Las actividades productivas desplazadas tenían patrones de equidad muy diferente al que actualmente se ha instalado.
La convergencia de determinados factores como los volúmenes crecientes de la producción, los recursos fiscales originados en las retenciones, la estabilización del valor de la divisa, a la par de buenos márgenes de rentabilidad para los agricultores, hace que la soja haya sido el motor para la recuperación de amplios sectores industriales y comerciales. Las ventas de maquinaria agrícola ya han crecido cerca del 80% respecto del año 2002, y las de vehículos "pick up" representan ahora el 40% del total de operaciones concretadas por las automotrices" (Longoni, M.).
Los crónicos déficit de red caminera, electrificación rural, centros educacionales y de salud, entre otros, coadyuvaron a la disminución del número de explotaciones agropecuarias. Los Censos Nacionales Agropecuarios muestran que entre los años 1988 y 2002 en nuestro país desaparecieron 103.405 explotaciones (24.5 %) y la superficie promedio de las unidades productivas se elevó de 421 a 538 hectáreas. Así se generaron condiciones que facilitaron modelos productivos en torno del cultivo de la soja.
Estos hechos favorecieron la concentración de la tierra, pues naturalmente se busca ampliar la escala para reducir los costos. A su vez, la expansión de la frontera agropecuaria hizo que muchos campesinos con tenencia precaria de la tierra fueran expulsados.
En las zonas lecheras la expansión de la soja a costa de la superficie dedicada a esa producción también perjudicó a trabajadores rurales y comercios relacionados con servicios a la ganadería tambera produciendo caídas en la demanda de mano de obra especializada. En este sentido es necesario no perder de vista aspectos importantes como el riesgo al autoabastecimiento alimentario.
La expansión sojera se logró en parte a partir de la incorporación de nuevas tierras, pero también por sustitución de otros cultivos y actividades que descendieron durante las últimas seis campañas. La superficie cultivada de algodón disminuyó un 83%, la del arroz un 44.5%, la del maíz un 25,5%, la del girasol un 23.8% y la del trigo un 14.5%. También sufrieron este proceso las actividades ganaderas de zonas tradicionales de cría e invernada y la producción tambera.
También el cultivo de la soja avanzó sobre montes nativos, como el bosque chaqueño que se despliega en las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, el noroeste de Santa Fe y noreste de Salta arriesgando la estabilidad de los ecosistemas.
El desplazamiento de algunas producciones supone pérdidas importantes de capital, como en el caso de los tambos y las desmotadoras de algodón. Las industrias hilanderas que aún subsisten se ven obligadas a importar fibra de algodón de países vecinos para funcionar y responder a la rápida reactivación que el sector hilandero ha vivido en los últimos dieciocho meses; en el fondo esto presupone importar "salarios".
El desequilibrio biológico y la posibilidad de nuevas plagas, tales como la "roya de la soja", forman parte de los riesgos de este proceso y de la sostenibilidad de los sistemas en el largo plazo. Este aspecto también puede hacerse extensivo a nuevas plagas insectiles y malezas. Por último, desde el punto de vista comercial, también existen riesgos, por ejemplo la utilización de barreras para-arancelarias.
Consideraciones para el diseño de políticas tecnológicas y sectoriales para
propiciar la sostenibilidad de los sistemas agropecuarios.
Lo expuesto más arriba presenta un escenario de grandes oportunidades para el sector agropecuario y para la sociedad argentina en general, pero también está presente "la otra cara de la moneda" conformada por riesgos y amenazas que pueden tornar el balance de este proceso de "sojificación" en resultados altamente negativos.
Es menester señalar que esto pudo darse a partir de los mercados del producto, pero también de los avances tecnológicos y de las capacidades de los agricultores en aprovecharla. Pudo darse a partir de las inversiones en I&D que realizaron empresas, organizaciones de productores e instituciones de ciencia y técnica (siembra directa, soja trasgénica, herbicidas, manejo integrado de plagas, fertilización), que posibilitaron la notable modernización del sector, y de los avances e inversiones en toda la cadena de valor soja al poner en funcionamiento una enorme maquinaria de logística de insumos, de transporte y de plantas procesadoras.
Pero toda modernización implica riesgos como los enunciados, que no sería justo asignarlos por "efecto de" sino más bien por "defecto de" las asimetrías en los desarrollos tecnológicos y sectoriales de otras producciones alternativas. Digamos que la "modernización" no ha sido armónica en las cuestiones tecnológicas, pero tampoco se han producido avances en la "concepción estratégica" de las otras cadenas de valor que existen en nuestro país y que históricamente fueron y aún son motores del desarrollo.
La cuestión de la "modernización agrícola" es tratada por Adamoli (1) puntualizando conceptos como que "la modernización trae problemas, pero la solución no es volver al pasado"; en este sentido rescata los beneficios de la agriculturización actual pero señala las inconveniencias del monocultivo sojero (como así también la de otros en el pasado) respecto de la sostenibilidad de los ambientes. A su criterio señala algunas cuestiones a resolver que hacen a la "modernidad", como por ejemplo los contratos de arrendamientos a corto plazo, la planificación del desarrollo económico y social a largo plazo para tratar el problema del éxodo de los pequeños productores y de los trabajadores rurales, y el ordenamiento territorial para el uso adecuado del recurso suelo.
La modernización implica muchos cambios de paradigmas que deben ser resueltos por el conjunto de los involucrados en los distintos sectores productivos. No se podrá ser competitivo en ganadería (por ejemplo) si no se logra una conjunción de esfuerzos y de "inteligencia" para fijar objetivos y compromisos comunes entre los distintos actores de la cadena de valor, los productores, los industriales, el transporte, el estado nacional y provincial, los proveedores de insumos y servicios, con una clara referencia y orientación hacia lo que el "cliente" (interno y externo) está dispuesto a comprar.
Pensar en la modernización no sólo es "ver" lo tecnológico productivo (las semillas, los biocidas, la maquinaria, los fertilizantes, etc.) sino también la organización del sector agropecuario y las capacidades gestionarias de sus actores, con objetivos comunes y logrables. Las innovaciones tecnológicas alcanzan su madurez y llegan a transformarse en "commodities"; la perfecta organización entre los agentes económicos de una cadena de valor en pos de la competitividad que conlleve beneficios para el conjunto es una "innovación" que no se transforma fácilmente en un commoditie, y de allí que se pueden sostener ventajas competitivas.
Las interacciones de los factores son evidentes, la política, la tecnología y la sociedad en definitiva, conforman la trama del problema. Corresponde entonces a dirigentes, productores y profesionales dilucidar estos temas y contribuir a generar los instrumentos que permitan afrontarlos (Botta, F. y Tolchinsky,M.).
En una apretada síntesis producto de análisis conjunto entre productores y dirigentes en el seno del Consejo del Centro Regional Santa Fe del INTA, en los cuadros siguientes se identifican algunos factores que han facilitado la expansión de la producción del cultivo de la soja y que en verdad han significado un beneficio pero también generan algunos problemas, tanto para los agricultores como para la sociedad.
Cuadro 1. Causales más importantes que han favorecido el proceso de monocultivo de soja.
FACTORES CAUSALES
Económicos-Financieros
- Mayor rentabilidad financiera y de rápida rotación.
- Menor complejidad y riesgo que otros cultivos.
- Altas posibilidades de arrendamientos de campos.
Comerciales
- Alta demanda internacional de soja. (Se vende todo lo que se produce).
Tecnológicos
- Facilidad para hacer escala.
- Conocimiento y dominio de la tecnología del cultivo: SD - cv. RR (GM) y herbicida específico.
- Utilización de semilla propia.
Desarrollo Infraestructura
(Calidad de Vida)
- Vida rural vs. Vida urbana.
Cuadro 2. Ventajas de la expansión del cultivo de soja.
FACTORES CAUSALES
Económicos-Financieros
- Aporte de divisas que potencian capacidad del Estado
- Rentabilidad por hora hombre.
- Mayor seguridad frente a otros cultivos por cuestiones climáticas fundamentalmente.
- Incrementa el valor de la tierra
Comerciales
- Genera un modelo agro exportador algo más previsible
Tecnológicos
- Expansión de la frontera agrícola hacia áreas no tradicionalmente agrícolas.
- Especialización y eficiencia del productor en un cultivo
Calidad de vida
- Menos tiempo y esfuerzo del productor
Crecimiento local
- Desarrollo de PyMes agroindustriales (maquinarias)
Cuadro 3. Desventajas de la expansión del cultivo de soja.
FACTORES CAUSALES
Económico-sociales
- Inestabilidad del sistema (jugados a un solo cultivo)
- Migración interna. Menos puestos de trabajo.
- Mano de obra ociosa.
- Insostenibilidad social.
Comerciales
- Riesgos de barreras para-arancelarias por soja GM (RR)
- Baja diversificación comercial (por oferta y por demanda).
Desequilibrio Ecológico
(Tecnológicos)
- Variabilidad productiva
- Baja variabilidad genética
- Riesgos sanitarios; nuevas plagas; enfermedades, resistencia
- Riesgos de escurrimientos incontrolados y anegamientos
- Monocultivo: falta de rotaciones, desequilibrio en la extracción de
nutrientes, impacto ambiental
Desarrollo Local
- Exportación de commodities con poco valor agregado.
- No acumula riqueza localmente
- Concentra la renta en pocas manos
Equidad
- Nivel de retenciones para el sector
- Aporte mayoritario pocos sectores a las finanzas públicas
- Privilegio de la infraestructura para soja
Cuadro 4. Posibles medidas políticas y tecnológicas para equilibrar en el mediano/largo plazo la utilización territorial del suelos y el ambiente en las regiones pampeana y extrapampeana.
CONCEPTOS - SUGERENCIAS
Información Sectorial
- Participación y aportes técnicos-científicos para la fijación de políticas por parte de organismos de ciencia y técnica del Estado.
- Evaluación de impactos ambientales, económicos y sociales por parte de esos
organismos.
Políticas de Estado para el Desarrollo del Sector
- Necesidad de planificación a largo plazo.
- Trabajar sobre ley de arrendamientos rurales.
- Incentivos a los programas conservacionistas. (integrar a la comunidad rural-urbana p/definición de caminos posibles)
- Políticas de incentivos para equilibrar los procesos.
- Valorizar la cultura del esfuerzo.
- Sistemas de créditos orientados.
- Sistema de seguro agrícolas mixto (oficial y privado)
Tecnológicas
- Desarrollar tecnologías que reducen costos e incrementen productividad en otros rubros alternativos a la soja.
- Mejorar la productividad de la ganadería; hay margen para ello aún aceptando su mayor complejidad respecto a la agricultura. (Hay otras producciones alternativas que pueden competir con el monocultivo de soja: tambo Roca (INTA EEA Rafaela), chacra mixta agrícola porcina (INTA EEA M.Juárez), Cría Bovina Intensiva (INTA UEE Vdo. Tuerto).
- Eficientizar la capacidad de administración de riesgo en los diferentes
sistemas productivos.
Los integrantes del Consejo del Centro Regional Santa Fe concientes de sus responsabilidades como integrantes de la conducción política del INTA en la provincia de Santa Fe, sienten la necesidad de expresar mediante este documento ideas y conceptos sustentados por productores, dirigentes y profesionales del sector agropecuario respecto de la sostenibilidad social, económica y del ambiente que nos contiene.
Una mirada puesta en el largo plazo aconseja la incorporación no sólo de innovaciones técnico-productivas sino también de aquellas que lleven a la superación gestionaria y organizacional del conjunto de actores de una cadena de valor a fin de "construir" competitividad y beneficios para todos sus integrantes.
Las actuales circunstancias exigen repensar muchas cosas, quizás la más importante de ellas el compromiso serio y responsable con el progreso social, económico y cultural de nuestra comunidad y el de las generaciones futuras, y para ello es imprescindible una visión estratégica a construir con la participación de todos los actores que componen nuestro sector agropecuario.
Bibliografías citadas
1. Adamoli, J. "La modernización agrícola", Diario Clarín. Suplemento Rural, 20/12/03.
2. Botta F. y Tolchinsky M. La "sojificación" de la Argentina. Soja, Para mejorar la producción. Informe Nº 21. INTA, EEA Oliveros.
3. Longoni, Matias, "Soja una cosecha de millones" Diario Clarín Economía, 19/11/03.
El Concejo del Centro Regional Santa Fe del INTA está integrado por las
siguientes personas:
Ing.Agr. José L. SPONTÓN - Representante del Consejo Directivo del INTA.
(Presidente)
Ing.Agr. Jorge UGOLINI - Representante de Confederaciones Rurales Argentinas. (VicePresidente)
CPN Victor VIOTTI - Representante de Confederación Intercooperativa Agropecuaria.
Lic. Eduardo GONZALEZ KEES - Representante de Sociedad Rural Argentina.
Ing.Agr. Ricardo PEROTTI - Representante de Federación Agraria Argentina.
Señor Horacio CIANCIO - Representante de AACREA.
Señor Luis M. TANINO – Representante del Gobierno de la Provincia de Santa Fe (Secretario de Agr.icultura, Ganadería y RRNN del Ministerio de la Producción de Santa Fe)
Ing.Agr. Felipe TAVERNIER - Representante de los Consejos Locales Asesores de las EEA Oliveros, Rafaela y Reconquista.
Med.Vet. Eduardo BARONI - Representante de la Universidad Nacional del Litoral.
Ing.Agr. Hugo ALVAREZ - Representante de la Universidad Nacional de Rosario.
Ing.Qco. Carlos MEINARDI - Representante de la comunidad científica. (Investigador de la UNL)
Ing.Agr. Fernando LOPEZ ANIDO - Representante de la comunidad científica. (Investigador de la UNR)
Ing.Agr. Daniel DAMEN - Representante de los profesionales del Centro Regional Santa Fe del INTA.
Ing.Agr. Francisco P. MOSCONI - Director del Centro Regional Santa Fe del INTA.