En medio del conflicto con el campo, el Gobierno ordenó discontinuar la publicación del dato más elemental sobre el sector agrícola: cuántos granos se producen en el país. La Secretaría de Agricultura no publicó las estimaciones agrícolas correspondientes a marzo, profundizando un proceso de ocultamiento de información clave sobre el sector. Ahora, para conocer una proyección de la cosecha local, habrá que recurrir a cálculos privados. O peor, a la medición que, por satélites, realiza el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
La decisión oficial de discontinuar la publicación de las estimaciones agrícolas fue revelada a Clarín por técnicos de la Dirección de Coordinación de Delegaciones de Agricultura, que pidieron reserva de su nombre. Desde hace décadas, allí se recopilan y procesan los datos sobre la evolución de los cultivos que se recogen en 34 oficinas dispersas por el interior del país. Luego, el área emite información clave, como la superficie sembrada con cada cultivo, el avance de la trilla y los rendimientos obtenidos.
Era una tradición que ese informe --consultado tanto fronteras adentro como desde el extranjero-- se de a conocer el tercer miércoles de cada mes. Transcurridos 25 días de marzo, brilla por su ausencia.
Los primeros indicios sobre una intervención política en dicho sector de Agricultura se produjeron en enero pasado, en coincidencia con la decisión de Cristina Kirchner de decretar desde Olivos la reclamada emergencia agropecuaria por sequía. En ese momento, las estimaciones oficiales reflejaban con fidelidad los fuertes daños que produjo el clima sobre la cosecha 2008/09, y que provocarán un recorte de por lo menos 25% en la producción de granos.
Un mes después, el titular de Agricultura, Carlos Cheppi, pidió la renuncia al técnico a cargo del sector desde 2000, Mario Camarero. Alegó entonces una supuesta "reestructuración". Todavía no pasó nada y hay un centenar de técnicos sumidos en la incertidumbre. "No estamos haciendo nada. Esto parece un cementerio", dijo uno de ellos, que planteó un parangón con lo que sucede en el INDEC.
Lo cierto es que la estimación oficial sobre la cosecha no se publicó, y que ahora el mercado agrícola debe manejarse únicamente con información privada, como la que genera la Bolsa de Cereales, o con la estimación que cada mes publica el USDA en Washington. En todos los casos se trata de análisis parciales, que solo toman en cuenta los principales cultivos pampeanos y no los regionales.
El desmantelamiento de los sistemas informativos agropecuarios es un proceso que se inició hace casi un año, con el inicio del conflicto por las retenciones móviles. En su paso por la ONCCA, el ahora titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, ordenó discontinuar buena parte de la información que generaba el organismo y que era de consulta permanente para los operadores del sector. Por caso, desde mayo de 2008 ya no se conoce la faena diaria de vacunos ni sus precios en ventas directas a frigoríficos. Y desde octubre se ignora la posición comercial de los actores del negocio agrícola, pues se dejó de emitir el informe semanal sobre las compras y ventas del sector exportador y la agroindustria.
El diputado de la Coalición Cívica, Francisco Ferro, presentó incluso un recurso judicial que todavía no prosperó y que apunta a un faltante informativo más notorio: la ONCCA no publica cuáles son las empresas beneficiarias de los ROE en carne, lácteos y granos. En su denuncia, Ferro alegó que la falta de transparencia oficial daba pie a sospechas de "discrecionalidad" en el otorgamiento de los permisos de exportación.
Desde agosto de 2008, por otro lado, está pendiente la difusión de resultados preliminares del Censo Agropecuario Nacional, un operativo a cargo del INDEC que costó 20 millones de pesos. El organismo argumentó razones operativas y prometió dar a conocer datos en enero. Pero nada se sabe todavía.