Antes de presentar datos, es conveniente comprender lo que sucediendo en nuestro país. Estructuralmente, Argentina se ubica lejos de los grandes centros de consumo (EEUU, Europa, China, asiáticos), lo cual constituye una desventaja para producir bienes industriales (salvo en lugares con muy bajos salarios). Por otro lado, nuestro país cuenta con muchísimos recursos naturales, con productos muy demandados por el mundo desarrollado.
Sin embargo, por distintas razones, Argentina ha sido un país cerrado al mundo, lo que se traduce en bienes industriales caros (ropa, informática, línea blanca, entre otros) y, dados que sus ingresos no son altos, son relativamente bajos los salarios y los precios de los servicios.
Pero ha habido un cambio a partir de la asunción del actual gobierno. Ha logrado reducir la inflación, y apunta a un nivel muy bajo. Como consecuencia, disminuye la demanda de dólares y, por ende, su cotización viene perdiendo fuerza; el dólar oficial se ha rezagado con respecto a la inflación.
En ese sentido, ¿cómo influye el menor dólar sobre los costos argentinos? Estos pueden agruparse en dos categorías. Por un lado, están los “menos dolarizados”, como los salariales y los precios de los servicios. Cuando la inflación aumenta más que el dólar, esos costos aumentan en dólares. Eso es lo que se viene observando a partir de inicios de 2024, luego de la fuerte devaluación de fin del año anterior. Aun así, los salarios se hallan al menos un 25% por debajo de los niveles previos a la crisis de mediados de 2018.
Por otro lado, están los costos “más dolarizados”, en especial los importables. Consideremos dos: fertilizantes y envases de papel y cartón. Los primeros habían aumentado fuertemente durante 2022, pero en este año sus precios se han estabilizado en dólares. Lo cual es lógico, porque están vinculados a esa moneda. Aun así, en general estos bienes industriales están caros con respecto al mundo, en buena parte debido a que la economía se mantiene relativamente cerrada.
Resumiendo, los costos “menos dolarizados”, como salarios y servicios, vienen incrementándose fuerte desde inicios de 2024, pero todavía están bajos. En cambio, los “más dolarizados”, como los importables, se mantienen relativamente estables en dólares, pero continúan estando caros.
Con esa referencia y suponiendo que la actual política económica tiene éxito, ¿cómo impactaría en las economías regionales? Destaquemos los puntos más relevantes.
Pensando en el agro y agroindustria regional, hay varios sectores que son más intensivos en mano de obra, en especial para la cosecha (frutas). Estarán más complicadas en cuanto a costos. Además, no resulta tan fácil mecanizarlas.
Si los salarios serán más altos y menores los precios de bienes importables, puede ayudar a capitalizarse (más equipos y tecnologías) en algunas economías regionales. Así fue la experiencia de la modernización de la vitivinicultura hace treinta años atrás, que permitió el posterior boom de ventas, luego de la devaluación de 2002.
Tienen la ventaja de producir bienes muy demandados mundialmente (por ej., fruta en fresco). Pero en algunas jurisdicciones enfrentan serios problemas en la logística, puesto que son productos muy perecederos, y actualmente sufren importantes demoras en el transporte. Por ej. en varios casos deben pasar previamente por Ezeiza.
Un problema mencionado está referido a los altos aranceles que deben pagar para ingresar productos en otros mercados externos, algo que no ocurre con bienes de Chile y Australia, principales competidores. Es relevante lograr acuerdos comerciales con el mundo, para mejorar la competitividad de varias economías regionales. Sin embargo, no será sencillo porque afectaría a otros sectores que tienen desventajas a la hora de competir internacionalmente.
Todos estos puntos implican cambios en la economía argentina y también en las economías regionales, generando temores para unos y oportunidades para otros. La clave es cómo reducir los primeros y ampliar los segundos. Para lograr es fundamental acelerar el proceso de reformas a los fines de ganar competitividad. Temas claves son los impositivos, aduaneros, regulaciones laborales, logísticos y otros. Es un proceso más lento y tedioso, pero sustentable en el tiempo.
Por Jorge Day - Responsable de la sección Regional
Fuente: Novedades Economicas