El futuro del cacao y las cooperativas se avizora agridulce. El precio del oro negro ha subido 136% entre julio del 2022 y febrero del 2024, superando por primera vez los 10.000 dólares por tonelada el presente 26 de marzo en el mercado de futuros (ONU Comercio y Desarrollo, 2024). Soriano, presidente de la Organización Internacional del cacao (ICCO), ha mencionado que los precios del cacao se han casi cuadriplicado, tras una estimación de una reducción del 11% en la producción mundial de cacao. A pesar de que tanto Ghana juntamente con Costa de Marfil son productores del 56% de cacao mundial –Perú aporta solo un 2% de la oferta– se espera una reducción tanto del 27% de la producción de cacao en Ghana como del 20% en Costa de Marfil durante la temporada 2023/2024, respectivamente.
Actualmente, la oferta mundial de cacao es inferior a la demanda mundial por tercer año consecutivo, existiendo un déficit de 374.000 toneladas de cacao los últimos dos años (Ameyaw, E., 2024). Y cada vez que la demanda supera la oferta global, al existir menos cantidad de producto en el mercado, causa un incremento en el precio. La mala noticia es que los precios del cacao seguirán elevados entre los próximos tres a cinco años. Esto significa que las empresas chocolateras ofrecerán chocolates con menos calidad. Es decir, chocolates con menos porcentaje de cacao, con más azúcar y más manteca de cacao y/o con menos gramaje para ¨intentar¨ de satisfacer las necesidades del consumidor chocolatero.
El alza de precios no solo se ha debido a la especulación financiera en el mercado de futuros. A pesar de que el aumento de precio podría entusiasmar a los cacaoteros, los altos costos de insumos para la siembra y mantenimiento de los árboles en medio de una crisis de fertilizantes; el cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas mediante las olas de calor, las lluvias intensas y sequías que promueven la proliferación de enfermedades en los cultivos causan una grave merma en la producción (Bloomberg Línea, 2024). Si bien los avances tecnológicos han llevado a algunos productores a mejorar los rendimientos a través de la ampliación de la producción, los cacaotales nuevos tardan alrededor de dos a tres años en producir granos. Esto sumado a las regulaciones promulgadas recientemente en la Unión Europea sobre el no consumo de cacao de áreas deforestadas que entrarán en vigor a fines de este año (Bloomberg Línea, 2024) ponen en jaque a los cacaoteros que tendrán que invertir mucho más en mano de obra, financiamiento, etc. para acceder a una misma tonelada de hace un año.
Ghana y Costa de Marfil venden su cacao con antelación y realizan una entrega diferida. Sin embargo, ante esta escasez de grano en medio de altos precios, ambos países han incumplido parte de sus contratos pactados. Lo más complicado es que los precios no logran estabilizarse. Pamela Esquivel, gerenta comercial de la cooperativa Agraria Acopagro, menciona que el precio sigue variable y las fijaciones se toman contra periodo distinto al mercado. Las variaciones en bolsa pueden subir o bajar por más de 1.000 puntos en un solo día. Por otro lado, en el Perú las tasas de financiamiento actuales son altas y sujetas a alto riesgo por 1) las variaciones de precio de bolsa y porque 2) la agricultura es un rubro de alta inestabilidad. Las tasas van desde un 10% a un 18%, dependiendo de la entidad, cantidad solicitada y la evaluación crediticia de cada empresa.
Debido a las exigencias actuales, el proceso desde la cosecha de grano de cacao orgánico hasta la exportación del mismo es largo. Muchas veces el agricultor cacaotero no entiende el porqué no puede recibir un pago inmediato si el precio internacional es alto. Esquivel menciona que varias pequeñas cooperativas cacaoteras, que solo manejan entre 5 a 10 toneladas, debido a los altos costos, el nulo o poco acceso a financiamiento, así como la falta de liquidez, han dejado de exportar. Este proceso significa contar con un fuerte financiamiento y un periodo largo de espera por todo el proceso de comercialización que abarca desde la compra de cacao en baba (pulpa) hasta que la carga de cacao llegue a puerto de destino. Los clientes internacionales recién desembolsan el pago cuando se tiene el documento de la exportación que es el Bill of landing (conocimiento de embarque), que implica mínimo dos meses. Esta falta de liquidez en las cooperativas genera que el pago al pequeño agricultor no sea inmediato, e impulsa a que estos acudan a los intermediarios quienes se dirigen al mercado nacional pueden ofrecer pago a contra entrega. Las pequeñas cooperativas pierden el alto precio ofrecido por el mercado internacional, así como los beneficios de exportación que son los préstamos de bancos internacionales avalados con los contratos de exportación, además de otros beneficios como el drawback. Finalmente, hablando en términos de calidad, se sabe que el grado de calidad que manejan los intermediarios para el mercado doméstico es ínfimo respecto a la fermentación y secado del grano para un mercado local que produce golosinas.
Resulta importante determinar el financiamiento como capital de trabajo para las cooperativas ya que, mediante estas, se brinda organización y trabajo a nuestros pequeños cacaoteros. Las fuentes de financiamiento que ofrece el Gobierno son insuficientes para las organizaciones que deben realizar el proceso de compra, acopio y exportación del grano.
Por tanto, es más que necesario que el Midagri y PROMPERÚ tengan un sistema de información que permita tomar decisiones para el apoyo de necesidades específicas que tienen los sectores de importancia como este. Asimismo, el Estado debería apoyar con tasas menores de financiamiento, pero con montos mayores. Esto con el objetivo de que estas instituciones puedan tener acceso a financiamiento con tasas manejables para sostenerse respecto a su liquidez, tanto con relación el pago de sus socios agricultores como también para el cumplimiento de pedidos a nivel de clientes. Asimismo, se debe apoyar los temas de educación financiera apoyados en la gestión empresarial no solo a los pequeños agricultores, sino también a las cooperativas exportadoras de cacao. El apoyo a las cooperativas que impulsan condiciones especiales como el fair trade y certificaciones orgánicas, es transcendental para que podamos aprovechar las oportunidades de alto precio y llegar al cumplimiento de las exigencias del cliente final con la calidad y volúmenes que se requieren. Esto se traduce en un mantenimiento sostenible de la cadena productiva y de exportación que permite que muchos agricultores puedan asegurar su seguridad alimentaria y educación para sus hijos.