En menos de una semana, dos diputados de Cambiemos me negaron al aire, en dos canales de televisión, que en promedio hubiese 24 empleados por cada diputado y que cada legislador tuviese un costo directo e indirecto de $ 2 millones mensuales. Esos diputados son Karina Banfi y Fernando Iglesias, ambos del oficialismo.
A continuación muestro parte de la página 16 del presupuesto del Poder Legislativo para el año en curso
Cuadro 1
Como puede verse en el Código 17, la Cámara de Diputados tiene 6.220 empleados asignados. Si uno hace la simple división de tomar los 257 diputados y dividirlos por 6.220 empleados, da que cada legislador necesita, para poder trabajar, un promedio de 24 empleados por cada diputado. En lo que hace al costo, se ve que el presupuesto asignado para el presente año es de $ 6.582 millones, con lo cual el costo promedio mensual por legislador es de $ 2 millones.
Aclaro que en esos 24 empleados promedio por legislador no se incluyen los 1726 empleados de la Biblioteca ni los 679 de la imprenta.
La diputada Banfi me decía que por reglamento de la Cámara, cada legislador puede tener 4 empleados permanentes y 3 de planta transitoria. Si cada legislador puede tener hasta 7 empleados (secretaria, asesores, el que le lleva el teléfono al diputado para que no se canse, el que le hace de community manager y demás servicios que pagamos los contribuyentes) la cuenta da que en diputados debería haber 1799 empleados. Sumemos los taquígrafos, personal de limpieza y mantenimiento y agreguemos otros 300 empleados. En total tendría que haber 2.099. Pregunta: ¿qué hacen los otros 4.121 empleados que resta? ¿Son empleados o son punteros políticos que están en sus distritos trabajando en política para el diputado? Si es así, estaríamos en presencia de una malversación de fondos del contribuyente porque la política tiene su financiamiento de acuerdo a la ley correspondiente.
Si uno toma la Cámara de Senadores, la situación todavía es más desastrosa. Con 5.779 empleados, la relación es de 80 empleados en promedio por cada senador a un costo promedio por senador de $ 8,4 millones mensuales.
La realidad es que cada legislador es una PYME.
Por cierto, sería bueno que las autoridades de la Cámara de Senadores aclaren si los señores senadores pagan el impuesto a las ganancias pero luego recuperan el monto del impuesto pasando gastos protocolares por el mismo monto, dado que dichos gastos no pagan el impuesto a las ganancias. No sea cosa que estén cobrando en negro al igual que cobraban los diputados con los pasajes que, por cierto, no quitaron el rubro sino que lo blanquearon, mientras a los sufridos contribuyentes nos piden que sigamos esforzándonos para mantener a empleados públicos, piqueteros y cuando planero anda circulando por la Argentina.
Un dato aparte merece el Poder Legislativo de la Provincia de Buenos Aires. Con un presupuesto de $ 6.828 millones para 2018. Si bien el presupuesto de la legislatura bonaerense es un secreto de estado, guardado bajo 7 llaves, sabemos que ese es el monto total y que $ 3.686 millones son para diputados y el resto será para senadores, es decir unos $ 3.142 millones. De acuerdo a estos datos, cada diputado provincial estaría teniendo un costo directo e indirecto de $ 3,7 millones mensuales y cada senador $ 5,7 millones mensuales.
Podría seguir con los consejos deliberantes de los municipios pero creo que estos datos bastan para mostrar porque los políticos se matan por figurar en las listas de sábanas.
Al margen de si se está a favor o en contra de la ley para despenalizar el aborto, lo cierto es que nadie puede decir seriamente que 24 horas seguidas de exposiciones es un debate. Un debate es para cambiar ideas. Escuchar al otro y responder. La semana pasada fue un stand-up que hizo cada legislador para tener sus 10 minutos de fama frente a las cámaras de televisión porque la mayoría son ilustres desconocidos que llegaron a esos puestos dado que la gente votó al cabeza de lista. Lo que viene detrás nadie sabe qué es.
Varios años atrás, formando parte de un grupo de estudio, me tocó estudiar cómo funcionaba la Caja de Conversión en Argentina. En 1929, ante la crisis dicha Caja fue cerrada y leí los debates de esos años. La mayoría de las exposiciones eran piezas de cátedra universitaria, en particular la de los socialistas, y no hace falta que aclare que no soy de esa corriente de pensamiento. Cuando uno compara la calidad de aquellos legisladores con los de ahora, entiende en parte la decadencia argentina.
En síntesis y volviendo a los datos. Considero que es hora que los legisladores dejen hacer su stand-up en el Congreso y empiecen a dar el ejemplo de austeridad, porque los contribuyentes ya no podemos seguir sosteniendo a flote este barco llamado Estado.
Fuente: Economía para Todos